En la tarde del sábado día 22, al pasar cerca de la calle República y su intersección con Francisquito pude ver que, finalmente, comenzaba la demolición de lo que fue el hotel Ambos Mundos, en la década del ´30 del pasado siglo. También conocido como edificio La Campana, la amenaza de caer y la pérdida para siempre de esa edificación que data de 1912, conmueve a muchos camagüeyanos.
La Oficina del Historiador de la Ciudad de Camagüey (OHCC) asumió el proyecto, que comienza con la demolición parcial de sus partes altas, para evitar accidentes y lograr fortalecer sus muros y cimientos, que le devolverán la funcionalidad como edificio multifamiliar.
¿Tienen alma los edificios?
Al ver tantas personas asomadas al triste espectáculo que supone sin dudas la demolición de una obra, pude advertir la nostalgia en la mirada de muchos vecinos, ancianos en su mayoría, que recordaban los tiempos de esplendor del sitio.
Supongo que, para confirmar mi apreciación, un señor de andar ligero para sus casi 90 años, me vio curioseando, se acercó y dijo que el alma del edificio estaba reviviendo con esta nueva esperanza que le trae el nuevo proyecto, al borrar tanto tiempo de abandono.
Entonces recordé unos apuntes del arquitecto Ramón Estévez en el sitio europeo Arquitectura y Diseño, que me deja pensando en el tema y que describe muy bien el alma de los hogares: “Una casa con alma es aquella con personalidad, con identidad propia por estar dotada de leyes armónicas en su diseño, surge de la interacción del edificio con quienes lo habitan, la luz y el espacio son esenciales. Trasciende lo material y está cerca de lo espiritual”.
Otrora hotel Ambos Mundos
Haciendo un poco de historia y desempolvando todo lo espiritual, les comento que mucho de magia y leyenda envuelve al lugar. Según algunos periódicos de la década del ´40, el hotel camagüeyano Ambos Mundos no tenía la elegancia del capitalino de igual nombre, pero fue muy visitado y lograba competir con otros cercanos como el Colón, el Sevilla y el Confort.
Se abrazaba la historia de que el reconocido escritor Ernest Hemingway, en su furtivo paso por la ciudad con destino a la finca de Menocal, Santa Martha, se quedó en el Gran Hotel, muy de moda por aquel entonces; pero especula la leyenda popular que fue en Ambos Mundos donde pernoctó el escritor, aunque no existen evidencias.
Suponen los estudiosos de la vida de Hemingway que, como su estancia en La Habana antes de comprar su Finca Vigía fue en el hotel homónimo, quizás le agradaba conocer el menos lujoso de igual nombre; pero sólo son suposiciones, que dieron atractivo a lo que fue un sencillo y hermoso hospedaje.
Volvemos al alma
De su glamour y magia no me llegó nada. Desde que tengo uso de razón, la planta baja de la edificación reunía solo un grupo de timbiriches apilados y algunas viviendas. Sin embargo, su cornisa con el año de construcción y los hermosos balcones contaban una historia guardada por más de un siglo, que enlaza arquitectura, belleza y mucho de su memoria casi borrada.
Aunque olvidé preguntar el nombre del abuelo que me motivó a escribir esta historia, pude sentir que tenía razón. El alma de La Campana está reconfortándose, y quizás, sus ambos mundos -el material y el espiritual- se abrazan en esta sacudida, que dará paso a un nuevo proyecto de la OHCC, para devolver la imagen y el encanto a la vista de sus moradores y transeúntes.