Humilde servidor humano: José Olallo Valdés

Fotos: Cortesía del autor
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¿Por qué una esquela mortuoria editada por la imprenta El Progreso el día del deceso calificaría al habanero Olallo Valdés «Apóstol de la Caridad»? ¿Es que acaso en Cuba colonial sometida al régimen de centralización totalitaria no había oportunidad para fomentar el espíritu humano, forjar conciencia de solidaridad humana y del servicio del socorro, y a merecer amor todos los cubanos?

Ciertamente no sucedía así en la Mayor de las Antillas, en tanto durara la suplantación y la coartación de sus libertades.

Empero en tan anómala coyuntura tendrían que sobresalir mentalidades lúcidas, amorosas y devotas de la fe y de la pasión por los demás, para asistir y salvar de la pobreza pavorosa en que vivían las víctimas de los males del cuerpo y del espíritu humano. Y no por ser hijo expósito echado en la Casa Cuna o de Beneficencia de La Habana, José Olallo Valdés desmerecería ser amado y considerado por dolientes «Padre», quizás, a falta del propio, o «Enfermero Mayor», quien a todas horas les socorría con extraordinaria vocación en las salas del hospital de la Orden de San Juan de Dios, en el Camagüey.[1]

Seguir el camino del amor de Olallo Valdés

Cuentan que ese hombre de mediana estatura y de rostro bonachón, a cuesta los bultos de ropas de sus asistidos, se iba del convento-hospital de Nuestra Sra. de la Asunción o San Juan de Dios al manantial del Hatibonico, a lavar sus despojos sanguinolentos y malolientes. Cuentan que no tenía horas para el descanso; desafiante ante el cólera que se ensañaba entre los amontonados en las galerías del hospital; que pasaba horas al lado del lecho de enfermos y de moribundos; de curaciones casi “milagrosas”; de su cuartucho en el patio del hospital, inmediato al pequeño cementerio; que auxiliaría al sacerdote Manuel Martínez en la limpieza del rostro del Mayor Ignacio Agramonte Loynaz, al no notar intenciones de hacerlo con respeto los Voluntarios al cadáver del adversario caído en combate frente al pelotón español, ese 11 de mayo de 1873.[2]

El mundo de hoy requiere con urgencia de personas altruistas como Olallo Valdés; que crean en el hombre y en el espíritu humano; que curen llagas y dolores corporales; que asistan sin esperar a ser llamados; que profesen amor de vocación sin esperar nada a cambio; que profesen la modestia ante el amargor ajeno; que invadan de esperanza de sanación el pensamiento de los dolientes; que enseñen a recobrar vitalidad en medio del sufrimiento transitorio; que preparen a los rehabilitados para encarar Un Mundo Mejor, reino de paz, sin diferencias, sin exclusiones, de verdadera hermandad y solidaridad. Donde el Imperio sea el amor.

Hay que luchar obstinadamente por esas metas, y vale la pena intentarlo por todo lo bueno y lo bello del mundo que permanece todavía ante nosotros; y esa cualidad podemos desarrollarla desde el primer impulso sensible al mirar a los demás; como predicó con el ejemplo de virtud Olallo Valdés desde ese rincón patrimonial del Camagüey que es la Plaza de San Juan de Dios.[3]

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[1] La casa cuna o para «niños expósitos» construida en La Habana intramuros fue obra a la que dedicó esfuerzos el obispo Fray Gerónimo Valdés, cuyo apellido sería dado por adopción a los niños que eran colocados en un torno de madera elaborado al efecto a la puerta del recinto o entregados a nodrizas en dicho centro benéfico, que fuera edificado en las esquinas de las calles de los Oficios y Muralla, en 1711.

[2] En 1990 fue colocado en el interior de la iglesia de San Juan de Dios una placa de bronce a relieve conmemorativa del Primer Centenario del fallecimiento de Fray José Olallo, 1889 – 1990. En ese último año dio inicio el proceso diocesano de canonización, que culminaría con el Decreto de Aprobación de Canonización, de 23 de abril de 1990.

[3] Por acuerdo del Ayuntamiento de la ciudad de Puerto Príncipe, el 7 de marzo de 1901, la antigua Plaza de San Juan de Dios fue renombrada Plaza del Padre Olallo, en tanto fue emitido otro acuerdo para renombrar la antigua calle de los Pobres como Calle del Padre Olallo.

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