Jesús Suárez Gayol. Combatiente internacionalista cubano, miembro del Movimiento 26 de Julio y uno de los hombres de la guerrilla del Che en Bolivia, conocido como el Rubio. Nació el 24 de mayo de 1936 en el Manatí, provincia Las Tunas, Cuba. Era hijo de emigrantes asturianos. En la ciudad de Camagüey fue líder estudiantil. Organiza huelgas y mítines contra el régimen de Batista, pronuncia discursos, denuncia a las autoridades del gobierno y a las policiales por las torturas.
Varias veces lo apalean en los calabozos batistianos, de los cuales salía con más deseos de combatir contra la cruel dictadura. En 1955 es fundador del Movimiento 26 de Julio (M-26-7) en Camagüey. Por orden del mismo organiza acciones de combate en la provincia de Pinar del Río, incendia una emisora de radio de donde sufre quemaduras en los pies. Los sicarios lo persiguieron sin descanso para darle muerte por tales acciones.
Debido a la represión y al clandestinaje usa varios seudónimos: Furia, Dionisio, Félix, Armando, hasta que lo trasladan a Las Villas, al mando del Comandante Che, quien poco después lo asciende al cargo de capitán.
Con el triunfo de la Revolución Cubana, Suárez Gayol enfrenta otras tareas. Dirige varias empresas azucareras en Cuba, entre las que se destaca el Central Azucarero Braulio Coroneaux (antiguo Ingenio Macagua, primer central azucarero nacionalizado por la Revolución).
Cuando es convocado por el Che para viajar a Bolivia, ocupaba el cargo de viceministro de Industria. El 10 de abril de 1967, de madrugada, el Che ordena una emboscada con ocho combatientes de la retaguardia, reforzada con otros tres guerrilleros de la vanguardia. Al amanecer, 15 soldados se internaron en dirección a los apostados.
En su Diario, Ernesto Guevara apuntó: «”…a media mañana llegó muy agitado el Negro a avisar que venían 15 soldados río abajo (…) Pronto llegaron las primeras noticias, con un saldo desagradable: El Rubio, Jesús Suárez Gayol, estaba herido de muerte. Y muerto llegó a nuestro campamento, un balazo en la cabeza (…) el tiroteo duró unos segundos (…) junto a un soldado herido encontraron al Rubio ya agonizante, su garand estaba trabado y una granada con la espoleta suelta, pero sin estallar, estaba a su lado.”» Jesús Suárez Gayol fue consecuente con la afirmación que le sirvió de párrafo final a la carta que dirigió a su madre doña Aurora Gayol: «”Cuando se es revolucionario verdadero se siente la necesidad de servir a la Revolución desde los lugares más difíciles, en los puestos de vanguardia.”»