José Martí: sus ideas en Patria

Foto: Cortesía del autor
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«Eso es Patria en la prensa. Un soldado».

Así calibró el rol protagónico del periódico que con tanta prisa y pasión debió crear, para llamar a las almas bravas a la pelea crucial por la Isla antillana. Nació el periódico, como lo resumió el Maestro, «por la voluntad y con los recursos de los cubanos y puertorriqueños independientes de New York, para contribuir sin premura y sin descanso, a la organización de los hombres libres de Cuba y Puerto Rico» (…); para mantener la amistad entrañable que une (…); para explicar y fijar las fuerzas vivas y reales del país, y sus gérmenes de composición y descomposición (…); y para fomentar y proclamar la virtud (…). Para juntar y amar, y para vivir en la pasión de la verdad, nace este periódico».[1]

Amante fervoroso de su suelo natal y defensor de todo lo que viniera con malignidad y odios del Norte, Martí proclamó: «el patriotismo es un deber santo, cuando se lucha por poner la patria en condición de que vivan en ella más felices los hombres»; a lo que añadió: «Nace este periódico, a la hora del peligro, para velar por la libertad, para contribuir a que sus fuerzas sean invencibles por la unión, y para evitar que el enemigo nos vuelva a vencer por nuestro desorden».[2]

Las palabras suyas salidas del tiempo histórico parecen cobrar viveza mayor en la actual y compleja etapa: «cada línea de los periódicos de la libertad es indispensable para fundarla; aún el adversario hallará en nosotros más bálsamo que acero (…). Nuestra virtud nos escuda, y nos envolvemos en ella». Prosigue el alerta martiano: «Cuanto nos enseñe con menos fuerza de la que tenemos en la realidad, cuanto nos muestre entretenidos en el camino, mientras el enemigo refuerza trincheras, eso no es nuestro».[3]

Su carta inconclusa al amigo Manuel Mercado es clave para intentar interpretar su trayectoria y su meta. Anduvo Martí con mucha prisa para «impedir a tiempo», —en esas circunstancias históricas también complejas y de mucho peligro—, que los Estados Unidos cayeran sobre nuestras repúblicas inmaduras todavía en política.

Y así mismo como Martí con la prisa de su espíritu volátil, que le hacía descubrir y ganar seguidores, así andemos en estos tiempos de retos y desafíos constantes; que esa urgencia no nos haga perder el equilibrio y firmeza de nuestra unidad, y ocasione la quiebra de nuestra voluntad y conciencia, y haga que decaiga y muera nuestro entusiasmo por la patria martiana y fidelista. ¡No perdamos un minuto de tiempo!

¡No dejemos caer la espada, ni dejemos que el enemigo nos la quite de la mano!

 

[1] José Martí: Obras Completas. Editorial de Ciencias Sociales, t. 1, La Habana, 1975, pp. 315-322.

[2] Ibídem.

[3] Ibid.

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