José Martí es un hijo de toda Cuba, un hombre que dejó su huella en cada territorio de esta isla y que sigue siendo faro y guía del pensamiento cubano a 125 años después de su caída en combate. Su vínculo con Camagüey va más allá del profundo amor que sintió por Carmen Zayas-Bazán.
Su legado transgrede las barreras del tiempo y lo convierte en fuente de inspiración para muchos artistas agramontinos.
El 28 de enero de 1935 fue erigido por el alcalde Pedro García Hagrenot y los trabajadores del municipio, el primer busto de Martí en Camagüey, el cual todavía se encuentra en la sede del Gobierno Municipal.
El parque Martí o parque de la juventud como también se le conoce, muestra con orgullo desde el 2004 la estatua del artista Roberto Estrada, en la que se muestra el apóstol con su hijo, fruto del matrimonio con Carmen.
Ese lugar siempre ha sido sitio de culto histórico a Martí, pues desde diciembre de 1940 lucía un busto del mismo que ahora se encuentra en la sede de la Oficina del Historiador de la ciudad de Camagüey.
El héroe nacional de Cuba no podía faltar en el taller de creación de Eduardo Rosales, pues este, es un fiel defensor de las raíces autóctonas de la cubanía y por ello no han sido pocas las obras que le ha dedicado. Como tampoco podía faltar en el catálogo de otros reconocidos pintores agramontinos como Joel Jover, Osvaldo Petit y Roberto Fabelo.
Incluso en la naturaleza se puede encontrar al más universal de todos los cubanos. Así lo refleja Nazario Salazar en sus colecciones fotográficas Rostro del Sol y Monte Soy, de las cuales nació la muestra Honra que durante varios meses se pudo disfrutar en el espacio galerístico Nicolás Guillén, del Periódico Adelante.
En un solo trabajo no se pueden mencionar a todos los que han dedicado parte de su obra artística a la labor de difundir el legado y la figura de José Martí, pero si de algo existe una certeza casi absoluta es que él, seguirá siendo fuente segura de inspiración para todas las generaciones de cubanos.