El complejo arquitectónico que conforma la actual plaza de la Juventud, otrora plaza San Francisco, cuenta con edificaciones de gran valor que guardan varios siglos de historia, como suele pasar en la ciudad de los tinajones.
Sufre varias transformaciones en su estructura, en un primer momento cuadrada y en el siglo XX gana la forma rectangular que aún conserva. La construcción más llamativa por su estilo, su monumentalidad y su significado para la tradición religiosa camagüeyana es la Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús.
La iglesia guarda estrecha relación con el Instituto de las Escuelas Pías y una personalidad que fue determinante dentro de la religión católica en la ciudad, Dolores Betancourt Agramonte.
Con la llegada de los Padres Escolapios a Camagüey el 8 de mayo de 1857, comienzan las gestiones con las autoridades para fundar el colegio. Se decide utilizar el local que pertenecía al convento de San Francisco y, con el Padre Agustín Botey al frente de la obra, se inician las labores el 11 de agosto de 1857. Inaugurándose el 3 de mayo de 1858, formando un conjunto con la iglesia de San Francisco demolida en la segunda mitad del siglo XX.
La señorita Lola Betancourt
La señorita Dolores Betancourt Agramonte, hija de Tomás Pío Betancourt, el primer historiador de la ciudad de Camagüey, se caracterizó por estar al servicio de la Iglesia y de las clases pobres. Sus grandes donaciones destinadas a obras benéficas a lo largo de su vida, son incontables.
En estrecha relación con la Iglesia de San Francisco y los Padres Escolapios, el 16 de junio de 1906 hace entrega un Copón con su pixis, repujado, adornado con seis esmaltes y piedras finas, para que se destine al culto católico en la Iglesia. Por el mismo conducto se reciben $200.00 para los bancos nuevos de la Iglesia.
El 26 de julio de 1909, Doña Dolores manifiesta sus deseos de edificar una nueva Iglesia para las Escuelas Pías, proposición que es muy bien recibida.
Del proceso constructivo
El 16 agosto de 1910, puestos de acuerdo la Comunidad y el Sr. Arzobispo de Santiago de Cuba, se procede a la construcción de la nueva Iglesia, regalo de la distinguida y generosa dama. Para llevar a cabo tan importante edificación se contó con la Compañía Catalana de Construcciones, con Jaime Cruanyas como ejecutor principal. La apertura de las zanjas para los cimientos de la iglesia se realiza el 19 de junio de 1912 y el día 15 de julio del mismo año, es bendecida la primera piedra de la Iglesia.
Un proceso constructivo que duraría alrededor de 8 años, fue llevado a término el 21 de mayo de 1920 con la entrega de las llaves de la Iglesia.
No sería hasta el 26 de junio de 1920 que se realiza el Santo Sacrificio de la Misa por el Monseñor Manuel Ruíz, Obispo de Pinar del Río, quien bendijo solemnemente la Iglesia. Fue trasladado procesionalmente el Santísimo Sacramento de la Antigua a la nueva Iglesia.
Así se funda esta iglesia neogótica en el corazón de la ciudad de Camagüey, con una planta rectangular conformada por tres naves y terminada en un ábside poligonal. La fachada principal está conformada por un portal de tres arcos apuntados, con tímpanos decorados con elementos naturales, y tres torres octogonales rematadas por pináculos piramidales.
La torre central, donde está ubicado el reloj, cuenta con mayor altura y se proyecta sobre el portal, sobresaliendo de éste. En su eje se encuentra el acceso principal, a través de un arco abocinado con archivoltas de motivos vegetales, y encima de él la ventana coral.
Es muy distintivo el uso de gárgolas, decorando los sistemas de drenaje en sus esquinas. El interior está caracterizado por la tamización de la luz que producen los vitrales policromos con imágenes religiosas, importados de Alemania, así como por las bóvedas de crucería, los retablos neogóticos de mármol blanco, y la arcada y vanos ojivales.
De esta forma los Padres Escolapios y el inmenso espíritu bondadoso Dolores Betancourt Agramonte entregaron a la ciudad una de sus más importantes iglesias.
La señorita Lola, el 1 de julio de 1914 entregó $ 2000,00 oro español al Colegio, para que se celebraran Misas en su nombre luego de su muerte; obligación que fue aceptada por la Comunidad y constituye una tradición hasta el día de hoy. Cada lunes la misa se realiza en honor de Dolores Betancourt Agramonte y a su padre, por el descanso de sus almas, y por su obra filantrópica.
Bibliografía:
- García Santana, A. (2008). Las primeras villas de Cuba. Ediciones Polymita S.A. Ciudad de Guatemala, Guatemala
- Diario realizado por los Padres Escolapios.