A prueba la vocación humanista
El hijo del matrimonio integrado por Alfonso Primelles y Usatorres[1] y Beatriz Cisneros y Zayas, nació en 1868[2] en la casa señalada con el no. 35 antiguo de la calle Mayor, que hacía costado a la de San Isidro. La Guerra Grande arrastró a su padre a la manigua a pelear por la libertad, y en el campamento mambí permaneció Oscar casi una década[3]. Allí también conoció la noticia de la muerte en combate de su querido padre. Concluida la guerra, la familia regresó a la ciudad de Puerto Príncipe, donde pudo dar continuidad a los estudios de bachillerato y, posteriormente, matricular la carrera de Medicina en La Habana hasta su titulación, en 1892.
A su retorno a la ciudad natal y tras sostener contactos con Enrique Loynaz, Alberto Morales, Mauricio Montejo, Francisco Sánchez, Eduardo Labrada, Eugenio Sánchez; entre otros jóvenes de ideas independentistas, atraídos por el llamamiento de José Martí para reiniciar la nueva epopeya de luchas, partió al campo integrando uno de sus pelotones puestos a las órdenes del Marqués Salvador Cisneros, en el mes de marzo de 1895.
Por méritos obtenidos en las primeras acciones combativas contra fuerzas hispanas y en atención a sus conocimientos médicos, le fue extendido en el mes de agosto el diploma de Teniente Coronel, que supo honrar con su coraje, lealtad a la patria y disposición al servicio de las armas y de la Medicina.
Poco después, el Consejo de Gobierno de la República, lo designó Gobernador Civil de Puerto Príncipe, empero, responsabilidad de la que hizo dejación para desempeñar el mando militar de dos Brigadas del Ejército Libertador. No fue por mucho tiempo. El 9 de diciembre de ese propio año, mientras cumplía órdenes provenientes del Cuartel General, emitidas por su jefe el general José María Mayía Rodríguez, cayó abatido mortalmente «uno de los más inteligentes coroneles con que contaba la revolución, doctor en medicina y cirugía».[4] Primelles se encontraba al frente de una de las dos Brigadas del Regimiento “Camagüey”, que enfrentaban a la infantería de la guerrilla española emboscadas en los cañaverales del ingenio El Congreso; las fuerzas de la metrópolis estaban dirigidas por el capitán Narciso Ardieta. Sus soldados, que le vieron caer, le lloraron vivamente.
Pasados varios años de República, el Gobierno del municipio de Camagüey, nombró a la antigua calle San Esteban calle “Oscar Primelles”, el 28 de marzo de 1916. Acto que fuera reproducido por la cámara municipal del barrio del Cerro, en la Ciudad de La Habana.
Pero más que eso, jóvenes como Oscar Primelles, necesitan multiplicación entre la juventud de la patria de hoy, que cerca y amenaza el otro Imperio.
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[1] Por la rama materna, el padre de Oscar Primelles descendió del capitán y Regidor Francisco de Usatorres y Brucet de Azcona y de María de los Ángeles Molina y Villavicencio, a su vez, hijo del Lic. Manuel de Usatorres y Mungarrieta de Urbizo (de Santiago de Cuba), abogado de la Real Audiencia, Asesor Militar, Depositario General y Regidor del Ayuntamiento de Puerto Príncipe, en 1812. Su esposa fue María Manuela Brucet de Azcona y Munich (nat. de la Habana). Manuel de Usatorres y Mungarrieta fue hijo de Manuel Damián de Usatorres y Agramonte, esposo de Catalina Mungarrieta de Urbizo y Neyra (nat. de Navarra). Manuel Damián de Usatorres descendía de Adrián de Usatorres y Aurrecoechea.
[2] Los Usatorres del Camagüey descendían del capitán de Milicias, Depositario General y Regidor del Adrián de Usatorres y Aurrecoechea, natural de Cádiz, Andalucía, quien habría arribado a Puerto Príncipe procedente de Santo Domingo, hacia 1747, y casó con Juana Rosa de Agramonte y Ávalos. El matrimonio y sus 6 hijos residió en la calle Mayor, en casas señaladas con los nros. 37-39, al lado de la familia Primelles.
[3] Vale saberse que algunos de la familia Primelles estuvieron ligados a la insurrección encabezada por el patriota Joaquín de Agüero, en julio de 1851.
[4] Elda Cento Gómez, Gustavo Sed Nieves: Visión de le guerra. Correspondencia de Consuelo Álvarez de la Vega (1895-1897). Editorial Ácana, Camagüey, 2001, pp. 32-33.