La mano ejecuta pero el corazón dicta

Foto: José A. Cortiñas Friman
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La Plaza de la Revolución Ignacio Agramonte Loynaz tuvo un antecedente en las inmediaciones de la Universidad de Camagüey, pero su difícil acceso y la distancia para la mayoría de los camagüeyanos, limitaba su poder de convocatoria.

Por eso las autoridades del Gobierno y el Partido deciden realizar un concurso nacional, para el proyecto de la nueva Plaza de la Revolución en el centro de la Ciudad de Camagüey. A la convocatoria se presentaron varios proyectos y dos resultaron finalistas, entre ellos el que hoy exhibe nuestro sitio de los grandes acontecimientos.

El proyectista principal de la plaza fue el arquitecto Alexis Souto, quien estuvo a pie de obra junto a su equipo por más de 10 años de largas jornadas.

La importancia de esta Plaza para la historia de la localidad y lo que ella simboliza es razón más que suficiente, para buscar el corazón y las manos que ejecutaron tan magna obra, al acercarse el día internacional del urbanista.

La obra

Nos cuenta Alexis que un equipo de planificación física estudió los posibles terrenos y el más céntrico resultaba el actual, en aquel entonces ocupado por varias pistas deportivas y el esbozo de un edificio que no se concretó.

El proyecto original incluía muchos más edificios altos y otros servicios en los alrededores, que darían vida nocturna a la plaza, pero las limitaciones económicas y la posterior caída del campo socialista solo permitieron ejecutar el 17 por ciento de las obras previstas; que es lo que hoy está concretado.

El concepto del monumento con Agramonte de pie es para mostrar al héroe camagüeyano  desde otra arista, pues ya el parque que lleva su nombre lo mostraba ecuestre.

La entrega de la plaza

La celebración del 26 de julio de 1989 tuvo lugar en Camagüey y para el acto nacional por la efeméride del Moncada se entregó la obra, con la presencia de Fidel, Raúl, Vilma Espín y otros miembros del Comité Central del Partido. Reviviendo la emoción de aquellos días, Souto toma un atajo para retroceder en el tiempo.

Con orgullo recuerda la llegada de Raúl el día antes del acto y el recorrido que realizaron juntos por la nueva explanada, mientras lamenta que el Comandante en Jefe llegó al amanecer del propio día 26, por lo que no pudo participar junto a él en su visita a la gran obra.

El arquitecto

Feliz por lo que ha marcado en el tiempo la Plaza de la Revolución, pero inconforme porque quedó inconclusa. Debo acotar que este arquitecto no sólo se ha dedicado al urbanismo, también algunos proyectos interiores en otros sitios de la ciudad tienen su sello, por ejemplo:

La Villa Tayabito, la sede del Gobierno Provincial, dos bases de Campismo Popular, el Restaurante La Volanta, la Pizzería del Gallo y durante 20 años realizó el diseño y montaje de la exposición de Camagüey en Expo-Cuba.

Actualmente sigue activo y enamorado de su labor. Con una carrera tan amplia de más de 40 años, Alexi Souto aún espera cumplir un sueño, trabajar en la restauración de algún importante edificio de la zona comercial de la ciudad, porque como dijera Eusebio Leal: “la mano ejecuta pero el corazón dicta.”

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