Bajo el seudónimo de la Peregrina se conoce a una de las plumas más importante de Puerto Príncipe, representante del movimiento romántico cubano y precursora de la novelística antiesclavista.
Gertrudis Gómez de Avellaneda sería una de las grandes defensoras del papel social de la mujer. Rasgo de su labor que se reflejó dignamente durante su trabajo como directora y redactora principal de Álbum Cubano de lo Bueno y lo Bello, revista literaria defensora de las ideas femeninas y de fuerte apoyo al trabajo periodístico ejercido por mujeres.
La Sociedad
Desde su terruño fueron varios los reconocimientos a su trayectoria, la Sociedad Filarmónica de Puerto Príncipe protagonizó uno de los más importantes. Presidida por Salvador Cisneros Betancourt, Marqués de Santa Lucía en ella se reunían los elementos más progresistas del territorio y durante su existencia. Además de los bailes reglamentarios, se ofrecieron clases y conferencias de las más variadas materias, conciertos, representaciones teatrales y llegaron a contar con una de las bibliotecas más notables de la ciudad.
Allí, además, se incubó la llama del independentismo, de ahí que la Sociedad se ganara pronto la aversión de las autoridades coloniales y que la mayoría de sus miembros más notables se incorporaran muy pronto a la insurrección en 1868.
El primero de enero de 1860, por unanimidad, fue nombrada Socia de Mérito de la Sociedad Filarmónica de Puerto Principe Gertrudis Gómez de Avellaneda. Honor que se le informó por medio de una carta donde se enfatizaba el placer que tendría esta sociedad en verla algún día en su seno. Aceptó la invitación la autora de Baltasar, y el 10 de mayo llegaba a la ciudad para, transgrediendo los convencionalismos sociales, alojarse en la casa de su medio hermana, llamada también Gertrudis Gómez de Avellaneda, a fin de compartir.
El homenaje
La Filarmónica decidió obtener un retrato suyo y para el 3 de junio programó el homenaje que se llevaría a cabo en el palacio de los marqueses de Santa Lucía, en las calles Mayor y San Diego, actuales Cisneros esquina a Martí; edificio que ya no existe y cuyo espacio lo ocupa hoy la Biblioteca Provincial. Escoltada por un grupo de señoras llegó la Avellaneda a la Sociedad, donde la esperaban 12 caballeros. Ya en el teatro, dispuesto en el primer piso de la morada, se entregó a la homenajeada una corona de flores blancas con el diploma que la acreditaba como Socia de Mérito.
Entre los artistas invitados se encontraba Amalia Simoni, quien debía interpretar con su voz de soprano el papel de Elvira del tercer acto de la ópera Hernani de Verdi. Durante el acto se disfrutó de la música de Rossini y de otros autores. Fueron varios los discursos y la inevitable lectura de poemas, entre ellos los que dio a conocer Antonio Nápoles y Fajardo, hermano del Cucalambé, que firmaba con el seudónimo de Sanlope. Mientras que el del poeta esclavo Juan Antonio Frías debió ser leído por un miembro de la Filarmónica porque no se permitía allí la presencia de negros.
El programa tan extenso pareció cansar a Doña Gertrudis, después de resaltar su amor por la tierra que la vio nacer y evocar la memoria de su madre pidió volver a la casa donde se alojaba. La salida anticipada de la Avellaneda debió causar contrariedad entre el público y los organizadores de homenaje.
El 9 de junio de 1860 la Avellaneda se marchó de Puerto Príncipe para no volver jamás. Su presencia estimuló la vida literaria local y propició que fueran mejor estimadas las mujeres con vocación literaria, a las que dedicó palabras de aliento. Para su tierra natal siempre será de las grandes glorias históricas que enorgullece a cada camagüeyano.
Bibliografía
González, Natalia (año) ” Revisando a Gertrudis Gómez de Avellaneda desde la historia de mujeres. Editorial Universidad Autónoma de Madrid. España.