Una de las muestras que desmienten la versión de que Camagüey es una provincia “conservadora”, resultó la inauguración de la primera emisora radial. Una oportunidad para que los lugareños supieran del acontecer cultural nacional e internacional; y para relanzar a mayor escala el parnaso de la ciudad histórica, cuna de la literatura insular.
Del poderío cultural principeño
La visita que efectuó a la villa de Puerto Príncipe el gobernador de la Isla don Miguel de Rojas, en el año 1532, puso de manifiesto que en el poblado, en medio del entramado de callejas primigenias, el gobernante tuvo asiento en la casa de uno de los integrantes de la oligarquía.
La pasó bien porque fue agasajado por “doñas” que a continuación comenzaron a “tertuliar”, hubo ofrecimiento de golosinas. Años después, un poeta de la Gran Canaria, conmovido por la resistencia que hiciera un prelado a sus secuestradores galos, escribiría la primera obra literaria con el nombre Espejo de Paciencia.
Le sucederían más tertulias y coloquios, se escucharían nuevos instrumentos de cuerda y viento; la población saldría a arremolinarse de modo bullanguero entre blancos, negros y chinos en el festejo a San Juan; colmaría de devoción y júbilo la plaza de la Caridad cada septiembre.
Despertaba la cultura. Y surgían nuevas propuestas, y teatros, y liceos y sociedades…, y nueva vida perfumada por el aroma antiguo y por el contagio de la matria chica. Al Pueblo Viejo costanero cedía al Pueblo Nuevo, entre los ríos Hatibonico y Tínima. La antigua rutina de criar vacas, al propio tiempo rompió con la rutina del estancamiento cultural y social.
Emisora radial en el Camagüey nuevo
Es cierto que el movimiento radial en Cuba se halla ligado íntimamente al ex miembro del Ejército Libertador camagüeyano Luis Casas Romero (1882-1950). Fue director de banda y de orquesta, destacado compositor, y “pionero de la radio cubana”. A Casas Romero se le reconoce el mérito de operar una planta de radio, con una «programación estable y sistemática», a partir de agosto del año 1922.
El 10 de octubre de 1922 se dejó inaugurada en La Habana la PWX, propiedad de la Cuban Telephone Company, la primera emisora en territorio cubano con características de las llamadas tipo “Broadcasting”, con estudios, trasmisores, equipamiento y personal profesional. Ese día, lo primero en escucharse fue el Himno Nacional cubano, interpretado por la orquesta que dirigía el maestro Luis Casas Romero.
En tanto, en Camagüey, Pedro Nogueras Hernández, en su establecimiento comercial destinado a la venta de efectos eléctricos, ubicado en la calle Maceo nro. 1 esquina a la Plaza de la Soledad, vendía piezas y equipos de radios, los que despertaron entre los lugareños el placer de escuchar conciertos y audiciones musicales y otros acontecimientos generados en el país y en los Estados Unidos.[1]
Luego, el 28 de octubre, arribó a Camagüey el ingeniero de la Westhinghouse Electric International Company, Baltazar Moas, quien trajo consigo un aparato radiotelefónico para promocionar su venta. Mientras, el 2 de noviembre, el comerciante Francisco Lavernia Betancourt dio a conocer mediante nota escrita en la sección RADIOFONÍA del Periódico El Camagüeyano, que varios amateurs experimentaban la novedosa tecnología. Uno de ellos pareció deleitarse escuchando los conciertos musicales trasmitidos desde New York, New Jersey, Chicago y otras ciudades de Norteamérica.
Entusiasmada la directiva de El Camagüeyano organizó una audición en sus talleres en la calle Finlay la noche del 28 de marzo de 1823, dejando colocadas bocinas en los balcones del edificio para difundir las audiciones, que escuchó el público reunido frente al edificio. Según la emisora habanera PWX, la camagüeyana se convirtió en «una de las estaciones receptoras más poderosas de Cuba».[2]
A este éxito, siguió la 7AZ, la primera emisora camagüeyana. El 4 de diciembre de 1923, Pedro Nogueras obtuvo la licencia para el montaje de su planta en la azotea o roof garden del Hotel Plaza, que hacía frente a la Estación de Viajeros del Ferrocarril.
Nogueras dio a conocer en El Camagüeyano, el 12 de enero de 1924: «Pronto será inaugurada la estación transmisora de radio. Quedará instalada en el Hotel Plaza […]».[3] La primera transmisión oficial ocurrió el 16 de enero de 1924. Fue un acontecimiento técnico, a más de relieve cultural y social. Camagüey rompía con el “conservadurismo” y la rutina.
Según el rotativo: «Esta noche se inaugurará la 7AZ. La magnífica estación radiotransmisor del Plaza, operará oficialmente».[4] El programa inaugural incluyó el Himno Nacional por la orquesta del Hotel Plaza, el discurso a cargo del maestro Ángel Hernández Navarro[5], al cual le siguió un “pasillo musical colombiano” y el danzón Papá Montero por la propia orquesta, entre otras actividades.[6]
Según apuntó el abogado Antonio Bachiller y Morales en sus Recuerdos de mi viaje a Puerto Príncipe, en 1838: «la afición a bailar es extraordinaria»[7]. Y, ¿la 7AZ no multiplicó esa afición que llega hasta nuestros días?
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[1] Viñas Ortiz, Oscar R.: La radio en Camagüey. 1922-1940. Editorial Ácana, Camagüey, 2001, p. 9. El lector puede encontrar más detalles sobre la radiodifusión camagüeyana en el bien documentado texto de Viñas Ortiz.
[2] Ob. cit., p. 14.
[3] Ídem, p. 14.
[4] La transmisión radial estuvo a cargo del locutor de esa estación Harold Grossman, propietario del Plaza. Luego su hermano Samuel Grossman asumió la administración del hotel Plaza-Europa en tanto fungió como agente de pasajes de la línea aérea norteamericana Pan American Airways, con oficina de venta de pasajes a los Estados Unidos en la calle Van Horne nro. 1. (En: Directorio Social de Camagüey. Editores Mario R. Silva Llopis y El Camagüeyano, Compañía Comercial S. A. 1ra Edición, 1944).
[5] Autor del Escudo de la Provincia de Camagüey, por demás, ex capitán del Ejército Libertador.
[6] Ob., cit. p. 15-17. El programa fue divulgado por el cronista Santiago Correoso Quesada en El Camagüeyano.
[7] Bachiller y Morales, entre otros méritos y responsabilidades, fue catedrático sustituto de la Real y Pontificia Universidad de La Habana, escritor, bibliófilo y socio corresponsal de Real Sociedad Económica o Diputación Provincial de Puerto Príncipe, ciudad donde obtuvo el título de Abogado, en 1838. Después de una extensa y fructífera vida intelectual, falleció el 10 de enero de 1889.