Porque no ha existido hombre tan leal a sus ideas y con una fidelidad de corazón tan probada, el documental Leal, insuperablemente fiel; nos acercó en noventa minutos que parecen dos, al ser humano maravilloso que fue Eusebio Leal Spengler.

La producción de Naturaleza Secreta, Estudios Mundo Latino y la Oficina del Historiador de la ciudad de La Habana, se estrenó al unísono en las villas patrimoniales de Cuba; entre ellas Camagüey.

Acudieron a disfrutar del material personalidades de la cultura, el gobierno, trabajadores de la Oficina del Historiador en Camagüey y La Habana.

Perla Rosales Aguirre-Urreta, directora adjunta de la Oficina del Historiador de La Habana, en las palabras de presentación explicó que en la esencia de este producto comunicativo se resume la mayor contribución de Eusebio que no fue sólo la que hizo en vida; sino la que nos deja con su legado.

” Eusebio seguirá acompañándonos misteriosamente; realizando el papel del Padre de las Casas… Es un documental que se acerca al ser humano…”

Dulcísimo misterio

Decía Martí que el cubano es un dulcísimo misterio, fue Eusebio y su obra parte de ese misterio feliz que le hizo ser un reflejo único de la definición del Apóstol.

Cada época retrata en sus hijos un propósito y en la de este enamorado de la religión, las mujeres, la verdad, la vida, el respeto por el prójimo y la admiración hacia Fidel; logró impregnar sus esencias.

Semilla viva

Explicó su hijo en un momento del audiovisual que Eusebio sólo pedía más tiempo para terminar sus ideas, quería andar más rápido pero no podía, deseaba tener más vidas para hacer por La Habana y por Cuba.

Y a pesar que le quedaron muchos sueños por realizar tuvo el privilegio de trabajar más de medio siglo en una sola línea, donde la espiritualidad y el respeto por el otro edificó obras tangibles y de infinito amor.

Más cercanos a Eusebio

Para los que sólo conocieron a Leal como el historiador de La Habana o el hombre de espléndida oratoria; este documental resulta una posibilidad única en donde se conoce al ser humano que consideraba a la belleza como una relación misteriosa entre el ser y el amado; que decía que peor que me mentir es omitir.

Al dirigente que prefería el trato directo con todos, sin que mediara teléfono celular, al anacoreta que no sólo contemplaba; sino soñaba más allá de lo que la razón puede reclamar, porque ponía un poco de locura en la cordura.

Así continuará como el Cid Campeador que siempre admiró, vivirá por siempre en los adoquines de las ciudades, en las piedras testigos del tiempo, en el castillo al que llegó caminando “hace mucho tiempo, hace muchas décadas, hace muchos siglos”, pues según él: “El verdadero misterio es que yo viví hace muchos siglos en otros cuerpos y estuve aquí cuando se construyó el Castillo”. Seguirás recorriendo Cuba nuestro Leal, insuperablemente fiel.