Por: Enrique Atienzar Rivero
El acendrado heroísmo por defender la Patria y las causas justas distinguieron la vida del principeño Manuel de Quesada Loynaz, nacido en una cuna, nada humilde, pero que lo hizo pensar de otra manera, con esa raigambre de ligarse profundamente con el entorno de las extensas sabanas, y a hombres y mujeres, dispuestos a mantener la llama incendiaria de la libertad frente al yugo colonial español. Ahora comprendo la expresión escuchada en cierto ámbito íntimo, en la voz de Ricardo Alarcón de Quesada, tanto en Guáimaro como en Camagüey, mientras asumía la responsabilidad de Presidente de la Asamblea Nacional del Poder Popular, de que sus raíces estaban en la otrora Puerto Príncipe.
En un relato periodístico con Esther Barroso Sosa, fruto de una larga conversación con el que fuera también un importante diplomático, se subraya que fue descendiente de la familia de la segunda esposa del Padre de la Patria cubana: Ana de Quesada Loynaz (1843-1910). Ella murió en París, como una emigrada más, y después de un breve paso por los EE.UU, a donde Carlos Manuel de Céspedes la envió intentando protegerla de los rigores de la manigua y de las amenazas, que ya rondaban al presidente depuesto de la República en Armas.
Méritos patrios e internacionalistas
Manuel de Quesada nació el 29 de marzo de 1833, en la casa señalada con el número 73, de la antigua calle de la Reina (hoy Republica) y el callejón de los Ángeles. En pocas líneas es imposible reseñar el aval patriótico suyo hacia lo interno y de su aporte al movimiento militar en tierras aztecas. En un artículo del prestigioso historiador de Camagüey, Fernando Crespo Baró, se puso énfasis en el hecho de que Manuel de Quesada integró la Sociedad Libertadora de Puerto Príncipe, entidad encargada de hacer prender las luchas del separatismo en la región, cuando aún no contaba con veinte años de edad. Es una realidad incuestionable que tal hecho confirmó la conciencia política de este y su práctica patriótica, en relación con el movimiento encabezado por el camagüeyano Joaquín de Agüero y Agüero, cuyo proyecto igualmente emancipador estaba enfilado contra el gobierno absolutista. Fue persistente, a la luz del fracaso del intento anticolonialista de Agüero y, no obstante la represión desatada por las huestes españolas, persistió en la Revolución liberadora.
Nuevos derroteros siguió entonces. Viajó a Estados Unidos y ya en el verano de 1855 marchó a México. Allí se integró al ejército, alcanzó el grado de General de División y fue designado Gobernador del Estado de Durango. Invadido el territorio mexicano por los franceses en 1862, Quesada dirigió el primer combate contra los ocupantes galos en La Rinconada, Estado de Veracruz. El valiente principeño llegó a organizar un cuerpo armado, nombrado Los Lanceros de Quesada. Como se deja apuntado, «en la guerra de independencia sostenida por el gobierno de Benito Juárez, tuvo una trayectoria militar sumamente honrosa, una de cuyas etapas más relevantes fue el 20 de noviembre de 1863, cuando resultó victorioso del famoso regimiento napoleónico Chasseurs d’ Afrique, dirigido por el coronel Dupart.»(4), según fuentes consultadas. Esto resume cualidades del patriota Manuel de Quesada Loynaz, quien hoy cumpliría 192 años: combatiente por la libertad de Cuba y México, único General en Jefe del Ejército Libertador durante la Guerra de los Diez Años, Mayor General del Ejército Libertador y agente del gobierno de Carlos Manuel de Céspedes en Nueva York.
Recordando a Manuel de Quesada
Dolorosamente, al final de su larga trayectoria, murió en la más extrema pobreza el 29 de enero de 1884 y su entierro fue costeado prácticamente de limosna por los masones de San José de Costa Rica. En el relato de la periodista Esther Barroso aparece la siguiente cita de Alarcón: “Te voy contar algo más personal. Estando en el MINREX, tenía que ir a París. Y Raúl Roa Kourí era el embajador de Cuba en Francia. Me dice: “aquí hay una señora que dice que es prima tuya y quiere conversar contigo”. “Con esa prima, con la que me comunico en francés porque ni siquiera habla español, tuve una larga conversación allá. Ella quería venir y visitar Canagüey porque recordaba los cuentos que le contaba una tía y eso se le quedó grabado. “Por eso te digo que este tema de la emigración y la nación hay que verlo con mucho cuidado, para los cubanos por lo menos”, un sello especial para recordar a Manuel de Quesada en su cumpleaños.


