Más que contar del Che (+Audio)

Fotos: José A. Cortiñas Friman
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De la figura de Ernesto Che Guevara mucho se ha contado y escrito, pero aún quedan historias empolvadas en el corazón de seres sencillos que al paso de los años; comparten las experiencias que vivieron junto a un hombre que era de carne y hueso.

A Albio Bermúdez González lo vi unas cuántas veces cuando por amistad con sus hijos visitaba su casa, pero nunca imaginé que tras su andar tranquilo y su jovialidad al saludar; existiera una persona que, atesorara tanta historia.

Participante en la limpia del Escambray, luego miembro y fundador de las tropas guardafronteras en Camagüey, integrante de misiones secretas que para mí solo quedaron en ese adjetivo y además combatiente en Angola; aceptó contarme las dos anécdotas que compartió con el argentino, como le decían al Che.

Porque contar cuenta

“Mi primer encuentro con el Che se produjo a raíz del ciclón Cleo, en los últimos días de agosto de 1964. Nosotros fuimos a Santa Cruz del Sur a organizar la evacuación de la Capitanía del Puerto. Encontrándonos allí llegaron dos vehículos grandes y en uno de ellos venía el Che. Se bajó enseguida, conversamos y nos preguntó por qué nos habíamos demorado tanto en evacuar; le explicamos que estábamos evacuando otros lugares antes.

Acto seguido vio un combatiente de nosotros, -veníamos del Escambray-, y este compañero usaba un revolver en el lado derecho y al izquierdo una granada F4, envuelta incluso con esparadrapo. Le preguntó que hacía con eso. El combatiente se trató de justificar, pero él le llamó a la escolta y le dijo: ¡Recógele la granada! De allí dio un sermón a todos los que estabamos presente; pero no era suficiente se encaminó a la cocina y preguntó que estaban cocinando. Cuando le dijeron que bistec de carey fueron más puntos para el regaño, porque afirmó que, si estaban locos que esa era una especie vedada, pero se le explicó que era un caguamo que se había ahogado en una red y por eso se estaba procesando.”   

Libro en mano me comenta de la fuerza y entereza con que se proyectaba el Che, sin espacio para medias tintas. La otra anécdota que compartió Bermúdez prefiero que la escuchen en su propia voz para que no medie letra o interpretación sintáctica, sino sonido a sonido su vivencia.

Muchas veces la historia olvida relatar esas pinceladas que hacen humanos a los héroes. Por eso el agradecimiento sincero a Bermúdez por acercarnos al Che que el tuvo la oportunidad de conocer resulta tan imprescindible, como lo fue también el lugar que junto a su hamaca hizo para compartir estas historias; justo en el acoger espacio de su portal desde donde partimos con experiencias para tener más que contar del Che.

Licenciada en Periodismo por la Universidad de Camagüey (2014). Editora de textos. Profesora universitaria. Cubana 100%. Me encanta mi profesión, la música, la naturaleza. Adoro el amor de la familia y de los amigos sinceros. Confío en el mejoramiento humano. Defiendo los animales e irradio amor cuando escucho al dúo Buena Fe o cuando mi hija me dice que me ama.
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