La Ciudad de los Tinajones desde los últimos años del siglo pasado, es protagonista de un cambio significativo en el paisaje urbano. Diversos espacios públicos y edificaciones, hoy muestran el resultado de un proceso de restauración, rehabilitación, y cambios de uso; para el bien de la urbe y sus habitantes.
Esas transformaciones fueron concebidas por la Oficina del Historiador de la ciudad, de manos de la Empresa Provincial de Restauración y Conservación, entidad subordinada a la Oficina desde su fundación, que celebra en diciembre su aniversario 23. Con la mirada de sus fundadores realicemos este recorrido en el tiempo.
En el agradable patio de su edificio sede, ubicado en la calle Pobre, conversamos con tres de sus fundadores, los que aún se mantienen con el overol puesto y listos para seguir haciendo por su querido Camagüey.
Los fundadores
Tomás Lewis Meek es jefe de la brigada ejecutora, nos dice que, durante esos 23 años al servicio de la institución, ha transcurrido casi toda su vida laboral, estar al servicio de su tierra querida lo enorgullece, cuando camina por la ciudad y ve que en sus mejores edificios estuvo su mano y labor; eso no tiene precio, con emoción asegura, ha participado en la remodelación de casi todos los especio públicos y edificios de la ciudad, pero la obra del Parque Agramonte fue especial para él.
Ahora su brigada labora en la ampliación de Museo Ferroviario, lo que será el anden de las locomotoras Diesel, un espacio abierto que nos contará la historia de esa etapa sobre rieles, allí vimos a Lewis junto a sus compañeros, preparando con picos y palas, lo que será la línea férrea del museo al aire libre.
El carpintero
Para Aurelio Zaragoza Roble, cada obra le propone un reto, porque el valor de la madera de cada inmueble que se interviene es diferente, pero la restauración del Centro de Convenciones Santa Cecilia, lo puso a innovar, pues los marcos, las grandes puertas y sus diseños poco comunes, le dieron mucho trabajo y desvelos.
Para Zaragoza, como le llaman en el colectivo, el trabajo es disfrute y cuando concluye una obra, dice que, al tiempo, acostumbra a pasarse para mirar con ojo crítico cada detalle. Por eso hace un llamado a sus coterráneos a poner mucho amor al cuidado de cada edificio restaurado.
Toque femenino
Dice una frase martiana que “no existe bella obra que no tenga manos de mujer”, por eso, teniendo como premisa el enaltecimiento del patrimonio, el esfuerzo y la dedicación de los trabajadores de la Empresa de Restauración responden a una disciplina y calidad, de las cuales se encarga de hacer cumplir, Ivette Pérez su especialista en Recursos Humanos.
Para Ivette la empresa es su casa, pues ha sido su único centro laboral desde la fundación, aquí han pasado sus venturas y desventuras; no le alcanzan las palabras para expresar su sentir ante la ciudad embellecida y conservada, después de una pausa sus ojos se llenan de luz y algunas lagrimas asomaban, para reiterar que 23 años son casi una vida a favor del patrimonio.
La continuidad de su objeto social
El joven, Adrián Ramírez Jacomino es continuador de ese legado, como graduado de albañil restaurador de la escuela e Oficios Francisco Sánchez Betancourt, con sencillez recuerda cuanto trabajaron para reconstruir el batey Jaronú, experiencia que mucho le aportó a su profesión.
No esconden su orgullo de pertenecer a la familia de restauradores desde hace tres años, las ideas se le agolpan y le cuesta pintarlo con palabras… pero finalmente sale la voz detrás de su nasobuco y con mirada vivaz dice que nació en esta hermosa ciudad, por eso la quiere tanto y lo hace feliz ver como su Camagüey se pone cada día más bonita con su trabajo.
Reconocer
El arrojo de estos trabajadores se premió en disímiles ocasiones, por eso recibieron la Bandera de Proeza Laboral por la intervención del Parque Agramonte y en varias oportunidades se han alzado con la condición de Vanguardia Nacional.
Gracias a sus quehaceres la Casa de la Diversidad Cultural y el Batey Jaronú recibieron, entre otras distinciones, el Premio Nacional de Restauración que otorga el Consejo Nacional del Patrimonio.
El amor por la ciudad de Camagüey es el motor impulsor para tanta entrega de los trabajadores la Empresa de Restauración durante estos 23 años, sus especialistas a pie de obra y bajo largas jornadas devuelven a la urbe medio milenaria, ese aire de añejo y modernidad, que la vuelven mágica, atractiva y eterna. Felicidades por su labor y que siga sumando éxitos bajo la mirada de sus fundadores.