Mujeres afrodescendientes en el pensamiento autoemancipador cubano. Estudio de caso. Camagüey (1879-1933). Parte III

Foto: Cortesía del autor
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Por: Kezia Zabrina Henry Knight

La mujer afrodescendiente al participar desde sus propias realidades y conocimientos científicos en la conformación del pensamiento cubano constituye una práctica de ciudadanía y participación sociopolítica conquistada al manifestar sus demandas. Reconstruir y construir nuevas realidades, divulgar noticias sobre la emancipación del negro en contextos más amplios en la defensa de sus derechos civiles.

Por otra parte, la prensa construye otros patrones culturales referentes a ellas en cuanto a la relación entre la esfera pública y la privada, al promover la emancipación y potenciar profesiones vetadas por siglos debido a su condición de género, color de piel y situación económica desventajosa.

Otras voces

Las Comadronas facultativas también desarrollaron un pensamiento de perfil didáctico en la revista Renacimiento, dirigida por Serapio Páez Zamora.

Se destacó María del Carmen Ortega quien en el artículo “La lactancia natural y su profilaxis,”[i]  ilustró los beneficios para el niño y la madre de la lactancia.

Describió los mínimos impedimentos que existen para este acto único y demostró, desde la ciencia, la trascendencia emocional, nutritiva y sicológica de la alimentación natural de madre a hijo: “El recién nacido reclama más en ese período que en ninguno, la lactancia natural. Con ella las complicaciones patológicas escasean…Son contadas las enfermedades que contraindican la lactancia materna: enfermedades de tipo infeccioso y la tuberculosis pulmonar.” Este tema aún está vigente y las consideraciones de María del Carmen se advierten en los Programas maternos infantiles del país.

De igual modo las maestras normalistas Rosario Navarro Fuentes y Tota Núñez, aprovechando su influencia social y conocimientos actualizados del momento desde la sección: “Algo sobre feminismo”, contribuyeron a distinguir la importancia del sufragio femenino como reconocimiento social, y acto político distintivo, igualmente enaltecieron el trabajo intelectual y manual en la mujer como vía noble de independencia desde un sentido amplio.

Ellas alabaron la aptitud de las mujeres que habían borrado de su diccionario la palabra «imposible» saltando los obstáculos heredados de prejuicios de antaño. Exhortaron a la mujer a no aceptar el matrimonio por intereses económicos, y de ser capaces de potenciar al máximo su instrucción.

En este sentido, la doctora en Filosofía y Letras, María Luisa Vélez Betancourt, líder del club femenino Mariana Grajales de la asociación Antonio Maceo, consideró trascendental la vida profesional pública de las mujeres, el cultivo de las ciencias lo cual traería al hogar condiciones excepcionales de progreso y virtud.[ii]

Su artículo de arista igualmente feminista utilizó como pretexto la proyección de la líder social Marcelina Adán de Arencibia, quien luchó por sensibilizar a hombres y mujeres de la necesidad de la independencia económica femenina, de la unión y solidaridad de las instituciones de corte racial. Vélez desde esta plataforma diseñó el patrón más cercano a la emancipación de la mujer afrodescendiente

Voces de mujeres como directoras de academias para ambos sexos

En este mismo perfil emancipador la fundación de Instituciones igualitarias para ambos sexos dirigidas por mujeres se comportó como ejes de confrontación contra la discriminación que históricamente sufren las mujeres y niñas negras por la atribuida minusvalía mental, moral y profesional con que el racismo y la triple discriminación étnica, de género y condición económica de pobreza la estereotiparon.

Estas directoras de academias ejemplificaron doblemente la autoemancipación de la mujer afrodescendiente desde su condición de líderes de procesos de enseñanzas y aprendizajes, doctoradas en el centro de mayor nivel académico del país. Y a su vez, por la oportunidad inigualable de transmitir un pensamiento inclusivo, donde la práctica de la justicia social y equidad se palpó en la admisión de educandos de todos los perfiles socioraciales y económicos.

Se distinguió la academia Hermanas Carnesoltas, -Calle 10 de octubre-luego que Micaela se doctora en Pedagogía en la Universidad de la Habana se dedican al fomento de la Primera enseñanza desde su propia academia para todos los niños sin distingos de color de piel, ni origen social o poder socioeconómico.

De igual manera la academia Varona Guzmán –20 de mayo no. 73-, donde la Dra. Surama Varona Guzmán y su hermano Jorge Armando, mantuvieron la escuela hasta 1961 y luego Surama, se incorpora a la Campaña de alfabetización. Ejemplo de entrega al magisterio como sacerdocio, pues en su ancianidad, aun los niños del barrio del Cristo, la solicitaban como repasadora de sus tareas escolares.

Es necesario acotar que las mujeres fundan y dirigen Instituciones de primera enseñanza y de oficios también, pero no se encuentran al frente de instituciones de Segunda enseñanza. En este sentido, las esposas de los maestros y dueños de Academias de esta tipología: Tomás Vélez Vázquez (Aurelia Betancourt Sánchez) y Tomás Vélez Betancourt (Zoila María Urra Cisneros) ambas desempeñaron funciones instructivas junto a sus esposos en ambas enseñanzas, pero el liderazgo socialmente reconocido fue y es de los Maestros Vélez.

Las Instituciones dirigidas por mujeres fomentaron una representatividad social emancipada de la mujer negra en cuanto a su autonomía, en tanto “capacidad de generar ingresos y recursos propios -autonomía económica- y la plena participación en la toma de decisiones que afectan su vida y su colectividad -autonomía en la toma de decisiones-”; y ser portadora de ese poder frente a las demás personas para ser escuchada y respetada. Este indicador está vigente en la plataforma para el desarrollo de la inclusión social y de género femenino en el área del Caribe.[iii]

Estas mujeres se colocaron en la referencia y el alcance de metas para aquellas que no habían salido de la precariedad y esclavitud mental más que económica, bien por deficiencias de la estructura social, también por la ausencia de metas familiares y por un contexto sicosocial influenciado por los traumas y heredados de la esclavitud.

Estas dueñas de Academias son mujeres potentes socialmente, por el respeto, la consideración en general. Además, la presencia de un magisterio avalado por un título universitario, institucionalizado por mujeres negras, independientes, teniendo en cuenta los condicionantes socios históricos antes referidos, modelaron las prácticas educativas con su ejecutoria y fomentaron con su presencia la posibilidad de una cultura de equidad, justicia e inclusión social.

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[1]Ortega, M.C.: «La lactancia natural y su profilaxis», revista Renacimiento, Año 1, nro. 3. Mayo 1933, p. 20.

[1] Vélez Betancourt, M.L.: Páginas retrospectivas: Marcelina Adán de Arencibia, en Revista Renacimiento, No. 1 Año 1, 1933,p. 14

[1]CEPAL/OIG: 2017.

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