Por: Kezia Zabrina Henry Knight
Voces emancipadas de mujeres como dueñas de negocios terciarios
En este sentido de la representatividad emancipada en el pensamiento y accionar se diversificó con aquellas mujeres que fueron también dueñas de consultas médicas como la doctora Cruz Angulo Verdesi, graduada en 1916, y en el directorio comercial y profesional de 1918 ubica su consulta en Lugareño no. 40, apto. No. 474, teléfono 2886.
De igual modo cuando Tomás Vélez Vázquez le entrega a su hija Juana Dorila Vélez Betancourt, doctorada en Farmacia, en 1924, un establecimiento propio ubicado en la esquina de Bembeta y 20 de mayo, no. 47, teléfono 2600, se realzó no solo desde el conocimiento, siendo la primera en su condición étnica graduada de esta especialidad en la ciudad de Camagüey, sino también en su posición de propietaria de una farmacia y ejecutoria de sus saberes.
Las comadronas facultativas Inés María Pérez de Fortún, Honda no. 38 ½ y Etelvina Gregorí Álvarez, en Oscar Primelles no. 99, sistematizaron una atención profesional, actualizada a las mujeres en sentido general y de las afrodescendientes en lo particular. De manera similar el salón de belleza Zeida, ubicado en la calle Estrada Palma no. 221 entre Pobres y Rosario, afirmó el pensamiento panafricano en la ciudad y entre las clientes, al elegir como línea cosmética al Sistema y productos afronorteamericanos de la firma de Madame C.J. Walker, pionera del feminismo negro norteamericano a inicios del siglo XX y primera mujer millonaria por esfuerzos propios.
Voces de mujeres como sujetos políticos
Estas mujeres se desarrollan como concejales: Marcelina Adán de Arencia, Brígida Loret de Mola, Ana Casimira Vallet Piloña; secretarias del Partido Socialista Popular y también del Partido Comunista: Felicita Ortiz; quienes participaron asambleas, reuniones, congresos ejerciendo influencia con la palabra, demandando justicia social, medidas a favor de la mujer, el niño desamparado, los enfermos infecciosos y pacientes oncológicos. Entregando canastillas a mujeres pobres, aportando recursos en casos de desastres naturales. Estas prácticas políticas-sociales ejercidas desde sus cargos le imprimieron autoridad y valía en el contexto nacional, local y en conglomerado étnico que representaron.
Al revisar las historias de vidas particulares de estas mujeres autoemancipadas se distingue que fueron fruto de la labor altruista de sus padres y abuelos estos últimos, según la inscripción de nacimiento, casi todos nacidos en África.
Familias mambisas que habían arriesgado sus vidas por la independencia definitiva de Cuba. Al mismo tiempo, fueron los fundadores de las asociaciones de instrucción y recreo con sus propias academias y escuelas igualitarias de Primera y Segunda enseñanza, de oficios, de artes, con horarios nocturnos para obreros y amas de casas, y fueron en estos espacios familiares cenáculos de instrucción y valores donde se fortalecieron las estructuras mentales en sus hijos de romper los límites opresores que les impedían su desarrollo en todos los sentidos.
Estas mujeres rompieron los moldes caracterológicos rígidos del sexismo. Al valorar su propia estima, buscaron su libertad individual, conquistaron espacios académicos atrevidos en medio de contextos discriminadores y se impusieron con decoro y se doctoraron en Pedagogía, Medicina, Farmacia, Filosofía y Letras, igualmente la Universidad de la Habana las vieron graduarse de Comadronas facultativas, entre otras profesiones como Maestras normalistas para devolverles a sus consagradas familias y la patria sus elevados servicios, ejemplos dignos de autoliberación y dignidad humanos.
Convocación
Si en estos contextos de dominación y exclusión, hijas y nietas de esclavizados traídos de África, que en sus historias personales las líneas paternas o maternas que anteceden, el Notario no las puede referir por sus historias truncada por la ignominiosa esclavitud, Ellas, no se detuvieron ante nada, traspasaron escarnios, rompieron barreras del orden social, fueron capaces de ser pioneras en conquistar metas sociales, académicas, económicas y políticas impensables con esfuerzos propios y un carácter determinado y enfocado. Salvando distancias, períodos, plazos y contextos históricos ¿qué o quién puede detener el autodesarrollo de una mujer?
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Ortega, M.C.: «La lactancia natural y su profilaxis», revista Renacimiento, Año 1, nro. 3. Mayo 1933, p. 20.
[1] Vélez Betancourt, M.L.: Páginas retrospectivas: Marcelina Adán de Arencibia, en Revista Renacimiento, No. 1 Año 1, 1933,p. 14
[1]CEPAL/OIG: 2017.