Nuevos restauradores de sueños por la ciudad

Foto: José A. Cortiñas Friman
Share on facebook
Share on twitter

La Escuela de Oficios Francisco Sánchez Betancourt, perteneciente a la Oficina del Historiador,  celebró su décimo  sexta graduación.  Siete nuevos especialistas en restauración se unen a la nómina de los formados allí, con una premisa esencial: amor por la ciudad y su patrimonio.

Los recién graduados pertenecen a las especialidades de albañilería, albañil- yesero y carpintería. Sus dos años de entrenamiento en las aulas y a pie de obras, al decir de la directora de la institución docente, María de los Ángeles Galera, “entregan al Camagüey  hombres con  saberes y responsabilidad, ante las labores para las que fueron formados”.

El alumno más integral resultó Eddy Padrón Tamayo, de la especialidad de albañil- yesero, quien en nombre de todos los graduados agradeció a sus profesores por el cariño y la paciencia con que los educaron, principios que sabrán corresponder con su empeño en cada obra que se les asigne, para continuar preservando nuestra ciudad y su historia.

Pinceladas culturales

Sin descuidar cada medida de higiene que nos impone la pandemia, los jóvenes restauradores recibieron su agasajo con la siempre ocurrente y hermosa magia de Eduardo Cintra, quien dedicó las rosas salidas de sus mangas, a los médicos cubanos que hoy salvan vidas y a los nuevos ángeles del patrimonio.

El broche de oro de esta sencilla y sentida ceremonia de graduación, estuvo a cargo de unos talentosos músicos de la Asociación Hermanos Saíz, quienes con su batería eléctrica y guitarras, regalaron un abrazo de paz y buenos deseos para los que hoy inician su carrera, como restauradores a favor del Centro Histórico.

La agrupación es nombrada Barúj Hashem que se traduce del Hebreo como una alabanza de amor y sus sonoridades  modernas, salidas del corazón de estos tres jóvenes y fusionadas con varios géneros musicales.Nos entregaron una versión del tema de Silvio Rodríguez Ángel para un final, que cautivó muchos aplausos.

Con la alegría y deseos de poner en práctica sus conocimientos, desde hoy creció la familia de restauradores que aguardan por sumar sus manos a la gran obra que es sin dudas: la bella Ciudad de los Tinajones.

Más relacionados