Patrimonio musical por la ciudad que soy

Foto: Cortesía del autor
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Por: Caridad Misleydis González Edward

La vida, de la que estoy agradecida, me dio la oportunidad de conocer a personas como Rafael García Grasa: Papito, como todos lo conocíamos.

En este largo bregar de 30 años de servicio a la cultura, lo conocí en plenos preparativos del San Juan camagüeyano, en el 1992. En ese momento nos proponían el trabajo en la de Comisión de paseo, donde también estaba la profesora Dalia Aguilar; de la que conversaremos un día.

Una parada necesaria

Llegar a la casa de Papito era la oportunidad de conocer sobre ese investigador incansable de la música y la cultura camagüeyana; así como de las raíces africanas y haitianas.

Me contó que comenzó como trovador su carrera artística en el año 1959, con el inicio de la revolución. Fue fundador de la UNEAC en Camagüey, y además me contó de su trabajo investigativo para el Atlas Etnográfico de Cuba, herramienta clave en el trabajo del sistema de cultura y material de estudio para el conocimiento de las tradiciones y costumbres de las diferentes regiones del país; hecho del que atesoraba recuerdos invaluables.

Fue merecedor de la entrega de la Medalla de oro en el Festival Internacional de Folclor Burgos (1974), las medallas Raúl Gómez García, 40 Aniversario de la Educación Superior, Niceto Pérez, Premio Provincial de Relaciones Públicas, Sello de laureado del SNTC, Vanguardia Nacional del Contingente Juan Marinello 1980 y 1981, Distinción Nacional por contribuir a la difusión y conservación de la cultura cubana, entre otros.

Como guitarrista, exploró nuevos caminos en el acompañamiento a vocalistas, llegando a crear un estilo propio que lo identificaba.

Los músicos y conocedores decían solo de escuchar: “…ese que toca es Papito.”

Contribuyó a la formación de nuevas generaciones y como compositor, transitó por los diferentes géneros de la música cubana, además dejó publicados varios textos relacionados con sus investigaciones destacando: Apuntes históricos sobre la música popular en Camagüey, Visita a Ernesto Lecuona en Camagüey, Presencia Africana en Camagüey y La conga camagüeyana.

Más allá de la música

No era profesor de danza, pero su labor investigativa y conocimientos de la cultura popular tradicional, lo llevó a conocer cada paso de la música y las danzas tradicionales de nuestro territorio nacional, y alguna que otra vez, lo disfruté enseñándolos como fuente de apoyo en los montajes del Conjunto Artístico Maraguán, dirigido en ese momento por Fernando Medrano.

Y porqué no, también se le podía encontrar en una esquina como la de San Ramón y Hospital, caminando hasta Hermanos Agüero, a las 11:30 pm, después de una función en el Teatro Principal, saciando mi curiosidad y demostrándome como se baila congo.

Lo recuerdo cantando y haciendo la percusión con su boca: …gallito colorao, se va pal monte; de la mano de la ya mencionada Dalia Aguilar y de la profesora Eva Serrano. Lo que sí lamento que no era época de celulares, así de seguro atesoraría ese momento no solo en mi mente.

Su adiós; pero no su para siempre

Papito falleció el 12 junio del 2012 con 72 años. Nos dejó, sus investigaciones, sus textos, a su Ida, Idalgisa su esposa, su dulce de chocolate, que aún es toda amabilidad, entrega, colaboración; y sus deseos de que no se tergiversara la historia musical de nuestro Camagüey.

Se llevó consigo, muchos conocimientos e historia que no tenemos manera de recuperar. Su sonrisa, y sobre todo su trato afable; unido a esa necesidad incansable de formar y hacer parte a los jóvenes de la historia que nos hace únicos en el territorio nacional.

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