La mañana llegó calurosa y ajetreada, luego de cinco meses de espera regresamos otra vez a las aulas. Estos cinco meses ganados a la pandemia, sumaron a las pañoletas, uniformes y los libros; las mascarillas, las barreras de desinfección y la distancia entre personas, que unidas a las primeras abrirán el camino al conocimiento.
Los niños y jóvenes, después de un largo aislamiento de sus hábitos escolares, de amigos y de todo lo que antes del mes de marzo era normalidad, regresan para concluir el curso escolar 2019-2020.
Ellos, expectantes, alegres y luciendo sus uniformes como la primera vez, los padres quedamos prudentes; los docentes más entregados. A la espera de que cada cual como en toda obra grande haga su parte, para que la enseñanza renueve el camino entre los atajos de la Covid-19; y la vida en Cuba vaya retomando su ritmo.
En una escuela diferente
Para la dirección y los educadores de la escuela de niños con trastorno del espectro autista, Héroes del Moncada, la tarea resulta un reto. Su directora, segura de contar con el personal correcto, sabe que sus pequeños están protegidos y que la vigilancia será extrema, para evitar que ninguno enferme.
Hasta el salón de clases, manteniendo la distancia y con la higiene necesaria, llegó la lente de nuestro fotógrafo, José A. Cortiñas Friman quien pudo inmortalizar una clase de Lengua Española, donde los infantes estaban atentos; mientras sus ojos denotaban sobre los nasobucos el deseo de aprender multiplicando la curiosidad que durante 5 meses los mantuvo alejados de este, su segundo hogar.
Es una escuela diferente, pero las medidas son iguales para todas, en las que aprendizaje e higiene se dan las manos.
En la Ciudad de los Tinajones se regresó a las aulas, el bullicio y la alegría impregnan el aire, la mañana se llenó de colores y desbordaron las calles, ya reinició el curso y la vida empezó a correr.