Pensamiento obligado resulta el del Apóstol, a él se debe recurrir con frecuencia, casi a diario, sobre todo cuando se trabaja con estudiantes de cualquier enseñanza, pues siempre se encuentra la sabiduría necesaria para transmitir valores y forjar mejores personas y futuros profesionales.
Y es que, “el hombre de la Edad de Oro”, habló de todo y para todos, dominaba tanto conocimiento y experiencia que desde luego le hicieron ser alguien excepcional e imprescindible; figura no solo de la historia, sino de la literatura cubana y universal; ese al que hay que llegar cuando necesitamos un consejo, un pensamiento, un lema, un poema, un cuento, y mucho más…
Homenaje
Como cada año nos acercamos al día de su natalicio, y claro, serán muchos los homenajes, actividades, actos, matutinos y hasta programas radiales y televisivos que lo recordarán y le dedicarán el agasajo voluntario y sentido que como cubanos le debemos y le profesamos, me pregunto: ¿cómo es posible que alguien de este tiempo no lo admire y venere, y se preste a hacer acciones que ultrajen su memoria y pretenda manchar su imagen?..
No, verdaderamente no es fácil de creer, me niego a solo pensar en ello, aunque la realidad me haya demostrado que sí, que aún existen muñecos que pendientes de hilos se dejan manipular y ocultar la hermosa figura que es y siempre será el “autor intelectual del Moncada”.
Rememorando
Recordaba recientemente una ocasión en que tuve la suerte de hablar de Martí, a unos niños que cursaban el segundo grado, en una escuela primaria; me asombré de la visión que tenían de él e incluso los conocimientos que poseían de su familia, al extremo de saber algunos de ellos los nombres de sus hermanas y hasta sus motes. Me sentí muy reconfortada, pues evidencié que casos aislados no pueden empañar a un ser tan grande como fue José Martí, ese, que sin lugar a dudas ha sido y será uno de los cubanos más grandes, ilustres y dignos de nuestra patria.
Para él mi gran admiración, respeto y reverencia a su obra, que estoy segura como yo, hay otros que también sabremos en su natalicio y en todos los días recordarlo y amarlo para siempre, tratando de aplicar sus postulados donde quiera que nos encontremos.