De la calle de la Contaduría del Camagüey
Eugenio Sánchez y Agramonte (1865 – 1933) nació en la casa de altillo sobre zaguán marcada con el nro. 50 en la vieja calle de la Carnicería -que luego llamarían muchos de la Contaduría, actual Lugareño nro. 245- el 17 de abril de 1865. Sus padres eran muy conocidos entre la aristocracia principeña, Francisco Sánchez Betancourt y María de la Concepción Agramonte y Boza, a quienes sus allegados llamaban Concha Agramonte.
Desde temprana edad, Eugenio creció entre peligros y privaciones por causas de la Guerra de los Diez Años, a la que marcharon él y sus hermanos al poblado de Guáimaro y luego rumbo a la finca San José y San Rafael en la serranía de Najasa, tras la ocurrencia del incendio que destruyó el poblado insurrecto y cuna constituyente, el 10 de mayo de 1869, por órdenes del General en jefe del Ejército Libertador, Manuel de Quesada Loynaz, y lo que evitó que el caserío fuese tomado por tropas al mando del Conde de Valmaseda Blas Villate.
En esas fincas, Eugenio pasó breve tiempo hasta que, en el año 1871, Concha Agramonte y sus demás hijos -entre los que iba su pequeña Emilia y otros familiares- fueron capturados por una guerrilla española que los trajo a Puerto Príncipe, hasta ser deportados de la Isla, no obstante, medida reconsiderada y revocada por la superioridad militar, pero por requerimientos de seguridad Concha y Eugenio y demás hermanos se vieron obligados a emigrar hacia la ciudad de Nueva York en los Estados Unidos.
En esa urbe, Eugenio cursó la escuela pública y luego matriculó en el Colegio Saint John’s, condado de Fordam, hasta 1880.
Vuelta al Camagüey a la lucha armada
En Puerto Príncipe, Eugenio Betancourt culminó estudios de bachiller en el Colegio de las Escuelas Pías, donde compartió amistad con Pepito Martí, hijo de José Martí Pérez y la camagüeyana Carmen Zayas-Bazán. Más tarde, en 1886, matriculó en la Real y Literaria Universidad de La Habana, hasta recibir la titulación de Licenciado en Medicina, especialidad de médico cirujano, lo que le valió para ejercer en Isla de Pinos.
Luego retornó al Camagüey para ejercer como médico forense y asumir la dirección del Hospital del Carmen. En ese desempeño conoció de la convocatoria que había enviado Martí a su padre Pancho Sánchez y a Concha Agramonte, con el objetivo de conspirar en silencio para reiniciar la Guerra de Independencia, en 1895. Lo supo de Martí, porque en enero de 1892 el agente martiano Enrique Loynaz del Castillo visitó la casa familiar en Contaduría para entregarles las Bases y Estatutos del Partido Revolucionario Cubano.
Todos en el hogar respondieron a Martí. Eugenio y su hermano Armando Sánchez fueron a la guerra. Eugenio laboró bajo la guía de Salvador Cisneros. Por fin, al producirse el levantamiento de los camagüeyanos, en junio de 1895, Eugenio se sumó el día 6 a la insurrección dirigida por el General Máximo Gómez, con quien marchó hasta La Habana, ejerciendo como médico del Cuartel General con el grado de Teniente Coronel.
También marchó en la Columna Invasora al Occidente arribando a Cuatro Caminos, Pinar del Río, hasta retornar al Camagüey con su escolta, para dedicarse a organizar el Cuerpo de Sanidad Militar. Por demás, reorganizó los hospitales de campaña y veló por la distribución de medicinas y material quirúrgico.
Meses después, el 15 de septiembre, fue ascendido a Coronel, y posteriormente a General de Brigada, el 4 de diciembre de 1895, siendo designado Jefe Superior del Cuerpo de Sanidad Militar del Tercer Cuerpo de Ejército Libertador del Camagüey -cargo desde el cual elaboró el proyecto de Ley Orgánica Militar. Una brillante carrera militar caracterizada por varias acciones combativas y servicios médicos le hizo ganar méritos y honras de compañeros y de la oficialidad del Ejército Libertador.
Eugenio Sánchez tuvo responsabilidad en la estructuración de una expedición armada que desde Nueva York debía dirigirse a Puerto Rico para contribuir a su independencia. Con ese fin, el Dr. Eugenio Sánchez partió a Francia a contactar con el patriota boricua Ramón Emeterio Betances, quien desestimó el audaz proyecto liberador por dar prioridad a la causa independentista de Cuba, entregando al galeno la suma de 10 mil pesos y un alijo de medicamentos.
Con todo, regresó a Nueva York para del puerto floridano de Fernandina retornar a Cuba en el vapor Dauntless, expedición bajo el mando del Teniente Coronel Manuel Lechuga, el 14 de febrero de 1898, desembarcando por Nuevas Grandes, costa norte del Camagüey, el día 20.
El Dr. Eugenio Sánchez vio malhumorado la intervención yanqui, el 1ro de enero de 1899, y así permaneció hasta fallecer entre hijos y nietos en La Habana, el 8 de marzo de 1933.