Cuando aún no salía totalmente el sol, nos reunimos varios trabajadores de la Oficina del Historiador para ultimar los detalles de un homenaje que, desde hace más de 15 años cada 16 de septiembre, tiene lugar en el sitio que nos recuerda una de las acciones más atrevidas, que contra la dictadura de Fulgencio Batista llevó a cabo el Movimiento 26 de Julio en la ciudad.
El acto de conmemoración por el Aniversario del Asalto al Carro Celular de la policía batistiana, donde se evoca la audaz acción que estremeció a la ciudad de Camagüey aquella mañana de 1958, bajo la dirección de Noel Fernández; reunió hoy a distintas generaciones, para rememorar el suceso que cambió el destino de los revolucionarios que viajaban en el automóvil, rumbo a ser juzgados por el régimen imperante.
La nueva generación
En representación del necesario relevo, los niños de las escuelas primarias Jesús Suárez Gayol y Tula Aguilera, asistieron al acto; acompañados de maestros y padres. También estuvieron presentes miembros de la Asociación de Combatientes (ACRC), del Distrito del Partido Cándido González (PCC) y vecinos de la comunidad aledaña al sitio histórico.
Mientras esperábamos el inicio de acto, me llamó la atención una señora de unos 80 años, con una agilidad inusitada sobre tacones, que pocas jóvenes tienen. Me preguntó sobre los organizadores del acto y dijo ser la hermana de nuestro querido Roberto Coello Huerta, uno de los protagonistas de aquellos osados acontecimientos.
Memorias
Coello, como le llamábamos todos, fue uno de los asaltantes al carro de la policía de Batista. Él, con su sencillez característica, regresaba cada 16 de septiembre al costado del carro negro; allí, ponía una mano sobre el metal gastado, en gesto de gratitud y recordación a sus compañeros de lucha.
El 28 de julio de 2023 Coello partió a la eternidad, y desde entonces extrañamos sus conversaciones apasionadas. Hoy, al tener a su hermana entre nosotros, lo sentimos más cercano.
Ángela Esther Coello, entre los 11 hermanos, era la más apegada a Roberto. Todos ellos fueron colaboradores del movimiento revolucionario en Camagüey. Ella, con sólo 16 años, participaba en lo que, por su corta edad, le permitía la directiva. Al mirar atrás, 66 años después del suceso que hoy nos reúne, siente un orgullo especial por su hermano; por eso, al saber que ya no está físicamente, quiso honrarnos con su presencia, en representación de la familia.
En unos minutos de intercambio mientras aguardábamos el comienzo del acto, pude conocer que cada 26 de julio, junto a otros hermanos, visitaba a Roberto para felicitarlo por la efeméride del Moncada y conversar un rato sobre diferentes temas históricos ligados a la familia. Era una suerte de celebración histórica en familia.
Hoy, emocionada por estar en este sitio histórico tan ligado a su hermano, con sana emoción logré que accediera a una foto al lado del auto, como hacía siempre su hermano: “este es un modesto homenaje a esa generación de valientes”, me dijo bajito al despedirnos.
Al concluir el sencillo acto, en el que el Presidente de la Asociación de Combatientes del Distrito, Diosdado Gutiérrez, instó a los jóvenes a seguir el ejemplo de sacrificio de aquellos revolucionarios, encontré otra historia que contar…
Tomasito, la nueva generación
El pequeño Tomasito, junto a su mamá, la Doctora Arlys Hidalgo, entraron con urgencia al local que resguarda el auto. Él tiraba de la mano de su madre, pues quería una explicación de cómo fue el suceso. Al verme allí, me preguntó si este era el carro de verdad o si lo tallaron en madera.
Le aclaré que ese era el auto original, restaurado hace años atrás, y que desde entonces fue emplazado ahí para recordarnos cómo, la Ciudad de los Tinajones, fue estremecida por valientes jóvenes aquel 16 de septiembre de 1958; jóvenes que al decir de Diosdado, arriesgaron su vida para rescatar a sus compañeros, porque defendían un principio elemental de honor: “los compañeros de lucha nunca serán abandonados a su suerte”.