Por: Legna María Caballero y Alejandro García Gutiérrez

El 11 de septiembre podrá parecer un día maldito por algún chamán de la antigüedad: el desastre de las Torres Gemelas y el asalto al Palacio de la Moneda podrían servir de referencia a tan singular afirmación. Pero la historia siempre se encarga de propiciar un balance natural, que equilibra el rumbo de la humanidad. Así es como el 11 del noveno mes es un día honorable en el calendario cubano, porque es la fecha de natalicio de Eusebio Leal Spengler.

Camagüey, ciudad tan privilegiada con el amor de Eusebio, su presencia y esfuerzos, rinde honor al eterno historiador de La Habana, a través de una sencilla acción pero muy simbólica: bautizar el Salón Plenario del Centro de Convenciones Santa Cecilia con el nombre de Leal.

Este sitio es sede del Simposio Desafíos en el Manejo y Gestión de Ciudades, evento en el que Eusebio participó siempre que sus muchas tareas le hacían espacio y hasta que su salud se lo permitió. A la mencionada cita confluyen diferentes actores de la Red de Oficinas del Historiador y Conservador de las ciudades patrimoniales de Cuba.

Por ello, aunque Leal nunca pisó el salón que hoy lleva su nombre, su imagen no puede faltar en un lugar de debate sobre el presente y futuro del patrimonio cubano y más aún al estar ubicado en el Centro de Convenciones Santa Cecilia, institución adjunta a la Oficina del Historiador y edificio exponente por excelencia del eclecticismo agramontino y de los muchos valores que atesora la urbe.

La fotografía que preside el salón, fue la que acompañó el libro de condolencias durante la semana de rendición de honores al eminente historiador, lo que le otorga un valor simbólico inigualable. Los aplausos, las palabras, el agradecimiento, colmaron hoy Santa Cecilia como una forma más de honrar a Eusebio, ese cubano enorme que hace de un día estigmatizado, la más sublime de las jornadas.