La ciudad de Camagüey, no sólo se enorgullece de contar con una parte de su Centro Histórico declarado patrimonio Cultural de la Humanidad, la tradición histórica y cultural que porta como Cuna de la Literatura cubana, la lleva a completar la solicitud para inscribirse en la convocatoria de la Red de Ciudades Creativas de la UNESCO; específicamente en el ámbito literario.
En este proceso de solicitud se argumenta que “el libro y la literatura constituyen uno de los principales objetivos a potenciar dentro de la política de desarrollo municipal. La creación, producción, distribución y consumo literario representan fuentes de ingresos para el sector estatal, privado y para los propios escritores.”
Por eso un equipo de la Oficina del Historiador de la ciudad de conjunto con el gobierno local y especialistas de diferentes ámbitos: escritores, creadores, trabajadores por cuenta propia, artistas, historiadores, docentes, y organizaciones implicadas (Centro provincial del Libro, Fundación Nicolás Guillén y su centro de investigación, Correos de Cuba, Artex, Casa de las Américas, la Oficina Nacional de Administración Tributaria, Ministerios de Finanzas y Precios y de Economía y Planificación, UNEAC y AHS); investigaron cómo el desarrollo literario impulsa a su vez otras formas de creación como el cine, el uso de los nuevos medios, la música y la gastronomía, que acompañan tertulias, peñas literarias y otros eventos, acentuando que sus cultores aborden diversos géneros, entre ellos la literatura para niños y la historia local, reconocidos nacional e internacionalmente.
Camagüey es una ciudad con un centro histórico que, si bien potencia el turismo, debe implementar con éxito la estrategia para mantener una presencia permanente de visitantes foráneos y nacionales, atraídos por el turismo cultural y el acervo patrimonial incuestionable que la ciudad ofrece.
Aspirar a la condición de Ciudad Creativa Literaria contribuirá a un mayor desarrollo cultural de escritores y el público en general, permitirá compartir con otros países y comunidades la experiencia de la literatura como estímulo para el desarrollo local, mientras que potenciará la cultura y salvaguarda del patrimonio.
En esta aspiración no tan lejana, resulta la ciudad referente obligatorio, semilla y fruto de un proceso cultural endógeno y representativo; que tiene correspondencia con los objetivos de la Agenda 2030.