Un acercamiento a la conga camagüeyana

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Durante el San Juan camagüeyano se deja escuchar el sonido de la contagiosa conga, derrochando alegrías e incitado a todos para arrollar junto a quienes la interpretan.

 La conga

Y es que la conga es un género músico-danzario surgido en Cuba durante el primer tercio del siglo XX que en una de sus acepciones más aceptadas hace referencia al tambor arará usado para su interpretación; esta vino desde África, traída por los negros congos, quienes la tocaban durante las fiestas de sus santos patronos.

El llamado tambor conga o tumbadora, típico de las agrupaciones folklóricas y empleado en no pocas orquestas bailables o formatos compuestos por instrumentos de percusión, está constituido por duelas de madera y flejes de hierro en forma de barril; su parte más ancha, la superior, se cierra con una membrana de cuero, y la inferior, que es la más estrecha, queda abierta para que el interior del tambor sirva como caja de resonancia.

El cuero que recubre  la parte superior se tensa con calor para darle la afinación correcta y además se provee de unas llaves metálicas de rosca mediante las que se consigue una tensión más efectiva y duradera.

Su ejecución

La ejecución danzaria llamada conga tiene diferencias según las motivaciones que la generen y las distintas denominaciones que recibe en varias regiones del país. Se le dan, por ejemplo, nombres como “rumba camagüeyana”, “changüí de charangas”, “parrandas”, “Montompolo” y “el Sogón”; de igual modo existen las congas de carnaval y las políticas.

La conga puede interpretarse en pareja suelta y en hileras. Tiene un paso básico o “arrollado” con los pies, con el cual los ejecutantes caminan rítmicamente, arrastrándose casi sin desplazamiento por el piso en diferentes sentidos o direcciones, mientras el resto de los movimientos se ejecutan según la interpretación espontánea de los bailadores.

La conga es sin dudas uno de los géneros más difundidos y contagiosos, de los muchos, que con orgullo, muestra el patrimonio cultural de nuestra Isla.

En Camagüey

Según los entendidos, se conoce a la conga como “rumba o rumbón”, lo que significa “fiesta o fiestón”, y se organiza por barrios como Matadero, Rosario,Palma, Cristo, Bedolla, y otros.

La llamada conga camagüeyana, organizada a partir de la tercera década del siglo veinte, se caracteriza por la estructura o formación que adopta a partir del grupo musical que las acompaña, llamado también “conga”, y cuyos elementos se asemejan a las bandas militares de antaño.

Estas agrupaciones están integradas por varios tambores: primero o mayor, segundo o bombo, tercero, quinto o requinto y redoblante, y seis u ocho campanas hechas a partir de piezas de hierro, sonajas de latón o chapas de diferentes tipos.

Aquí los tambores se confeccionan a partir de barriles de distintos tamaños, con cuero clavado que se tensa también por medio del calor.

Estas congas poseen por lo general un orden determinado, pues aparecen precedidas por un estandarte u otro elemento identificador y los faroles, se presentan luego las parejas de baile, arrollando libremente o según coreografía.El paseo se cierra con el grupo musical y la muchedumbre acompañante.

Las más longevas

Las más antiguas congas camagüeyanas son “Los Comandos”, “La Farola”, “Los muchachos Pimienta”, “La Catedral”, “Los Tinajones”, “Los Pulpos”, “La Estrella” y “Los Caribes”. En el municipio de Esmeralda es tradicional la conga “Los Gigantes de Sola”.

Aunque la conga es un baile espontáneo con ritmo básico para los desfiles carnavalescos, los músicos cubanos Ernesto y Eliseo Grenet refrendaron su ritmo en el París de 1932, y fueron reconocidos por la Academia de Maestros de Danza y por la Unión de Profesores de Danza y Educación Física de Francia dos años más tarde.

La conga constituye un género de alto valor patrimonial y su grandeza principal es la espontaneidad de su interpretación, llevada a cabo por personas de pueblo, quienes, en la mayoría de los casos, no tienen ninguna formación musical: la conga llegó a Cuba y a Camagüey para quedarse y ser disfrutada, con contagiosa alegría, por incontables generaciones principeñas.

Foto: tomada de www.cadenagramonte.cu

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