Una obra de amor que tuvo por sitio a San Juan de Dios

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Enero con sus encantos y días marcados nos recuerda que todavía hay mucho por admirar de nuestra historia local, del valor de las mujeres en todas las épocas; aunque en muchas, resulten protagonistas los hombres.

Esta historia no llegó a mis manos por azar del destino, al contrario fue muy recomendada y agradezco la encomienda; porque con ella no dejo de asombrarme de la capacidad y entrega de las madres; esas que sin serlo biológicamente en la hora de la concepción y parto, llegan a ser mucho más por sus acciones de amor y maternidad.

Este es el caso de una camagüeyana que no necesita mucha presentación por la inmensa obra de cariño que impulsó y concretó. Su nombre: Julieta Arango.

Perteneciente a un linaje de valientes, de los Arango que acompañaron a Agramonte en el rescate de Sanguily; Julieta tuvo también su hazaña humana y valerosa.

Recapitulando

Por aquella época, primera mitad del siglo XX, una deficiencia del sistema de salud republicano, era la ausencia de instituciones hospitalarias especializadas en Pediatría en el interior del país. En Camagüey suplían parcialmente esta carencia los servicios de La Colonia Española para sus asociados, y los consultorios privados.

Según el artículo de Rosa Hilda Zell titulado “En el día de la madres”, publicado primero en Bohemia, el 11 de mayo de 1952 y luego en: www.elcamaguey.org; firmando como Adriana Loredo exponía:

“por iniciativa de la Sra Julieta Arango Montejo y un grupo de maestras, se sostenía también para estos fines la Sala Antonio Luaces en el Hospital General, la que evidentemente resultaba insuficiente. Es por ello que a inicios de los años 40, se emprendió la gestión con el ayuntamiento, para el uso del antiguo Hospital de San Juan de Dios, que se encontraba en condiciones de abandono, con el objetivo de ubicar allí un dispensario y Hospital Infantil.”

Resultó ardua la tarea, ” era mucho atrevimiento el de aquellas maestras de Instrucción Pública que con sus míseros recursos en dinero, tiempo y energías mantenían para la niñez camagüeyana un oasis salvador en medio del desierto del abandono oficial (y privado); Julieta, sin embargo, estimó que podían hacer más.”

A partir de 1939 bajo su dirección y el patronato que la misma presidía se comenzaron obras de reparación.

Transcurrieron 3 años de labor y se logró el primer Hospital Infantil de Camagüey, el 27 de enero de 1952, asumiendo la antigua sala de niños Emilio Luaces, que existía en el Hospital Provincial, actual Asilo de Ancianos.

Contratiempos: miles, desvelos: incontables, entrega: infinita; por eso su obra fructificó; en Cuba serían sólo dos los hospitales infantiles: el Municipal de La Habana, y el San Juan de Dios en Camagüey.

Se cuenta en el excelente texto de Loredo que Julieta y sus discípulas sabían realmente con que habían edificado ese sueño.

“Sabe cómo se hizo lo que está hecho, y por lo tanto tiene fe en la humanidad: allí en el San Juan de Dios los techos tienen por vigas caobas donadas por los centrales azucareros, y hay salas equipadas en memoria de seres queridos por gente de dinero, y la ropa de cama está bordada como para cunas de príncipes por manos de escolares cubanas, y el cemento se amasó muchas veces con el sudor de obreros que no quisieron cobrar por su trabajo. ¿Por qué entonces negarle al futuro un crédito de esperanza?”

Con esa esperanza hecha concreción, se salvaron muchas vidas de infantes; gracias a la entrega y amor maternal de una hija del Camagüey que jamás será olvidada.

Licenciada en Periodismo por la Universidad de Camagüey (2014). Editora de textos. Profesora universitaria. Cubana 100%. Me encanta mi profesión, la música, la naturaleza. Adoro el amor de la familia y de los amigos sinceros. Confío en el mejoramiento humano. Defiendo los animales e irradio amor cuando escucho al dúo Buena Fe o cuando mi hija me dice que me ama.
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