Varona desde todas sus perspectivas

Foto: Archivo OHCC
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Dentro de las grandes personalidades de la historia de Cuba resalta Enrique José Varona, como uno de los intelectuales más influyentes de finales del siglo XIX y principio del XX. Nació en Puerto Príncipe 13 de abril de 1849, donde recibió una profunda formación humanista desde muy pequeño.

Su vínculo con la literatura comenzó desde edades muy tempranas, muestra de ello lo son sus colaboraciones con El Fanal desde 1867. Desde los once años comenzó el aprendizaje de idiomas, permitiendo que, con los años dominara el latín, el griego, el inglés, el italiano, el francés y el alemán. Alcanzó el bachillerato en la ciudad de Matanzas y en La Habana los títulos de licenciado y de Doctor en Filosofía y Letras. En 1880 imparte en La Habana sus famosas “Conferencias filosóficas” sobre Lógica, Psicología y Moral.

Puso en práctica ideas de avanzada para abrir las puertas de la enseñanza a diversos sectores sociales, sobre la educación y derechos de la mujer. Para hacer realidad lo anterior, en 1899 aceptó el cargo de Secretario de Instrucción Pública y comenzó a trabajar en lo que se llamó El Plan Varona. En su quehacer por la incansable por la educación también laboraba como profesor universitario, escribía ensayos y divulgaba sus ideas filosóficas.

Una de sus labores más importantes en el mundo de las letras fue la colaboración con José Martí en el periódico Patria. Se une al proyecto desde Nueva York y también colabora con la causa de la guerra libertaria en preparación. Luego de la muerte del apóstol Varona se queda dirigiéndola publicación.

El quehacer intelectual del profesor Varona fue rico en vertientes. Publicó libros de poesía y ensayo, a los que sumó numerosos artículos periodísticos. Figuró en la membresía de la Academia Nacional de Artes y Letras, de la Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana, y de la Sociedad Antropológica de Cuba, de la cual fue presidente. A la lista de reconocimientos merecidos se añaden la de Catedrático Honorario de la Universidad de La Habana y Presidente de Honor de la Academia de la Historia de Cuba.

Colaboró en numerosas publicaciones nacionales y extranjeras como: Cuba Pedagógica, La Escuela Moderna, Heraldo de Cuba, Cuba Contemporánea, El Mundo, La Novela Cubana, Cuba y América (Revista), El Tiempo, Diario de la Marina, Revista Bimestre Cubana, Revista Carteles, Revista de Oriente, Hispanoamérica (de Honduras) y Repertorio Americano (de Costa Rica).

Al ocurrir en 1898 la intervención de los Estados Unidos en el conflicto hispano cubano creyó inicialmente que esto podría ser beneficioso para Cuba, posición que luego rectificaría cuando en 1906 se produjo la segunda intervención norteamericana. Entonces comprendió la significación y realidad de la Enmienda Platt y la situación de dependencia que tenía Cuba.

Por su profundo sentido crítico, algunos de su tiempo llegaron a acusarlo de pesimista, pasividad o falta de fe en los cambios. Su contacto con los jóvenes que luchaban por justicia y un mundo mejor, a quienes exhortó ponerse a la altura del futuro que alboreaba, desmiente en esencia tales criterios.

Toda esta posición de disgusto ante los acontecimientos políticos ocasionó que se alejara un tiempo de las causas de este tipo. Decide reincorporarse y funda el Partido Conservador, el cual presidió. Acompañó como vicepresidente al Mayor General Mario García Menocal durante el primer mandato de este como Presidente de la República de Cuba (1913-1917).

Enrique José Varona fallece en la Habana el 19 de noviembre de 1933, a los 84 años. Nunca se dejó atrapar por una postura filosófica encerrada o una corriente en particular, de ahí radica su grandeza. Supo ganarse el prestigio en el ámbito intelectual iberoamericano, y sus obras y pensamiento quedarán como lo mejor en el ámbito filosófico y pedagógico del continente americano en toda la primera mitad del siglo XX.

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