El 8 de septiembre de 1917, nació en la calle Masvidal No.24 el revolucionario Víctor Díaz Oroquieta a quien todos conocían por Tano. Su familia procedía de una clase media ya que el padre era cobrador de distintas instituciones, por tanto la situación económica familiar era desahogada.

Fue hijo único y no tuvo descendencia. Cursó sus estudios en los colegios Pinson y Escuelas Pías, siendo su deporte favorito, la natación.

Sus viajes le hicieron que conociera las injusticias que se cometían contra el pueblo, el vivir los horrores y crímenes por parte de la dictadura de Batista. Todo estolo llevó a hacer contactos con compañeros de la clandestinidad.

Todos estos males que se estaban viviendo aumentaban su rebeldía contra el régimen, deseando incorporarse a los rebeldes que combatían en la Sierra Maestra.

Siempre fue un hombre de bellas cualidades con carácter firme y reservado, por lo que se hizo acreedor de la estima de quienes lo trataron.

Una de sus principales actividades durante la clandestinidad fue el suministro de medicinas para la Sierra. Su vivienda sirvió para esconder armas, pero las autoridades comenzaron a sospechar de sus actividades revolucionarias y la misma fue registrada.

El 5 de mayo de 1958, saliendo de Victoria de las Tunas hacía la ciudad de Manzanillo, Oroquieta fue detenido por esbirros de la dictadura en los momentos en que se encontraba desayunando. Al ser metido brutalmente en el jeep en que le llevaron; le fracturaron un brazo y después lo trasladaron a un ingenio demolido donde lo torturaron para que hablara, pero Víctor se mantuvo firme y no pronunció palabra alguna.

Al final de tantos golpes falleció, luego lo introdujeron en un saco y cogieron dos galones de gasolina. Conduciendo en un jeep, llegaron hasta el reparto Nuevo, en Manzanillo, donde chamuscaron su cuerpo. Tal salvajismo hizo difícil la identificación de la víctima. Sus restos fueron hallados en las excavaciones hechas en los alrededores de Manzanillo.