120 años de Julio Antonio Mella: Colisiones significativas

Share on facebook
Share on twitter

A las 10:00 a.m. del 25 de marzo de 1903 nació en Obispo # 67, Nicanor McPartland. Conocido luego como Julio Antonio Mella, nació de la relación extramatrimonial entre el sastre acaudalado Nicanor Mella Breá y la joven irlandesa Cecilia McPartland Diez. Hijo natural, mestizo, el mejor vestido de la Universidad de La Habana, un Apolo sin par, bilingüe, el mayor promotor de la reforma universitaria.

El 30 de septiembre de 1921 ingresó a la Universidad de la Habana para estudiar Derecho Civil y Filosofía y Letras. Mella fue protagonista de la renovación universitaria. El 20 de diciembre de 1922, en el local de la Asociación de Derecho, surgió la Federación de Estudiantes Universitarios, de la que fue su secretario general.

Mella y la Universidad, un perfil

Estatutos de la Universidad Popular José Martí

  1. La clase proletaria cubana funda, profesa y dirige la Universidad Popular José Martí.
  2. La Universidad Popular solo reconoce dos principios: el anti dogmatismo científico, pedagógico y político y la justicia social; declarándose, por tanto, no afiliada a doctrina, sistema o credo determinado.
  3. La Universidad Popular, de acuerdo con los principios enunciados, procurará formar en la clase obrera de Cuba y en cuantos acudan a sus aulas, una mentalidad culta, completamente nueva y revolucionaria.
  4. La Universidad Popular no se organizará definitivamente. Sus clases y métodos variarán según nuevas necesidades y recursos nuevos lo exijan y permitan hacer su labor más fecunda y amplia.
  5. La Universidad Popular, para la mejor realización de los fines que persigue, se subdividirá por ahora en cuatro secciones: —Sección de analfabetos y de escuelas nacionales. —Sección de segunda enseñanza. —Sección de estudios generales, y —Sección de conferencias.
  6. Una Comisión integrada por estudiantes, elegidos por la Federación de Estudiantes de la Universidad de La Habana, y por igual número de los que acudan a aprender, designados en Asamblea, regirá la Universidad Popular José Martí.
  7. La Universidad Popular separará de su seno, por medio igualmente de esa Comisión, al profesor que viole la base segunda de estos Estatutos; esta separación será definitiva, cuando así lo acuerde una tercera parte de los que acudan a clases del profesor de que se trate.
  8. Los estudiantes de la Universidad Popular, precisamente por ser estudiantes, tienen los mismos derechos e iguales deberes que la clase estudiantil, declarados por el Primer Congreso Nacional de Estudiantes Revolucionarios de Cuba.

Julio Antonio Mella, 1923.

El zarpazo, una necesidad social

El 3 de noviembre cumple su cuarto año de vida la Universidad Popular José Martí. Cuatro años en la vida de un hombre son nada: apenas el tiempo para crear una resolución o concretar un pensamiento. Cuatro años en la vida de una institución tampoco son nada: apenas el tiempo para convencerse si ha de vivir o no.

Si ha de vivir, porque está satisfaciendo una necesidad social; si lo contrario, porque resulta extemporánea, anacrónica o utópica. El hecho de haber sido declarada ilegal por un fantástico y ridículo proceso judicial, acusándola de ser una institución para organizar la insurrección y cambiar el orden existente, indica que su acción estaba dando grandes resultados.

La Universidad Popular José Martí no es una sociedad secreta insurreccional. Esto lo saben hasta los mismos policías. Pero la enseñanza de la “José Martí” ha insurreccionado a más de una conciencia dormida y domesticada, la ha insurreccionado contra el despotismo político, contra la injusticia económica, contra la dominación extranjera, contra el «valor» de la ignorancia.

La declaración de ilegalidad es un galardón más para la Universidad. En los momentos en que la fuerza bruta reina como una fórmula política, es natural que la Universidad Popular José Martí sufriera, como la Universidad y el Instituto de La Habana, una «prudente» clausura.

Pero, de su actuación, de su existencia favorable en los medios obreros y de su lanzamiento a la ilegalidad por la fuerza de los reaccionarios, se desprende que no es su existencia anacrónica ni utópica, sino necesaria y efectiva: ha cumplido una función social.

Bibliografía

– Comp. Julio César Guanche (2017) Mella textos escogidos, Editorial La Memoria. Centro Cultural Pablo de la Torriente Brau. La Habana, Cuba.

Más relacionados