El 14 de marzo de 1892 nacería en Nueva York la publicación periodística convertida en el indispensable vocero a favor de la independencia de Cuba, el periódico Patria. Su iniciador no podía ser otro que nuestro apóstol José Martí. La publicación nacida unos días antes de la fundación del Partido Revolucionario Cubano el 10 de abril de 1892 del cual sería su órgano oficial.
La labor periodística de Martí era lo suficiente extensa como para asumir las labores de dirección, corrección de estilo, redacción de varios artículos el periódico. Él había colaborado con La Revista Universal de México, dirigió La Revista Venezolana, y desde Nueva York fue corresponsal de La Opinión Nacional de Caracas. Redactó la Sección Constante. Publicó unas ciento doce notas sobre curiosidades, historia, letras, ciencia y biografía bajo el seudónimo de “M. de Z”.
Patria para Martí
Si bien el Partido Revolucionario Cubano (PRC) fue la gran obra política de Martí que logró la necesaria unidad de los cubanos en favor de la independencia, Patria fue la culminación de su quehacer periodístico, a lo cual se dedicaría desde sus páginas con mayor empeño que nunca antes y donde protagonizó una extraordinaria labor de propaganda revolucionaria. Patria surge de la voluntad y con los recursos de todos los revolucionarios cubanos y puertorriqueños conocidos en Nueva York, como sus más cercanos colaboradores a un puertorriqueño, Sotero Figueroa, y a un cubano, Gonzalo de Quesada y Aróstegui, quienes también se alternan en la dirección del periódico en su ausencia.
En el equipo de trabajo del nuevo periódico estaban Benjamín Guerra, Abelardo Agramonte, Rafael Serra, Antonio Vélez Alvarado y Francisco González Marín, entre otros, y en sus páginas estaban secciones como La Situación Política, Héroes, Guerra, Cartilla Revolucionaria, Las Noticias, Fuego Graneado, Pinchazos y Notas de la Colonia. También allí se publicaron las Bases del Partido Revolucionario Cubano, informaciones sobre los clubes revolucionarios, actividades patrióticas, recreativas y otros temas de interés. Martí se reserva para Patria, escribe solamente en sus páginas, y procura que el periódico alcance la cualidad de contenido indispensable para orientar, organizar y unir a todo un pueblo en el exilio en función de lograr la independencia de la Patria amada.
Su organización
Hasta octubre de 1895 Patria tenía una frecuencia semanal y desde el 5 de octubre del 95 hasta su última edición se publicaba dos veces a la semana, los miércoles y sábados. La tirada ascendía a poco más de 1500 ejemplares y se editaba en el número 120 de Front Street, de New York. La última edición del periódico fue el 31 de diciembre de 1898 en New York.
Luego de Martí asumió la dirección de Patria Enrique José Varona (23/10/1895 – 1897), más tarde el santiaguero Eduardo Yero Buduén (25/8/1897 – 28/9/1898) y por último Nicolás Heredia (diciembre/1898). En estrecha unión con los directores estuvieron siempre los redactores, dado que muchas veces alguno de ellos cumplía misiones meramente políticas o militares, mientras el otro llevaba adelante el periódico.
Su objetivo, su legado
José Martí nos dejó como herencia importantes lecciones, de ella corroboramos que el periodismo es arte, se siente desde muy dentro y corre por las venas. El periodismo no es obligación, es pasión. El periodismo no es escribir borbotones de ideas o palabras bonitas, es creación profunda, espiritualidad, compromiso con la verdad, es la exclusividad vista desde el alma, pero despojada de toda mediocridad humana.
La rezaba el editorial que dio inicio y sirvió de identificación ideológica a Patria: “Nace este periódico, por la voluntad y con los recursos de los cubanos y puertorriqueños independientes de New York, para contribuir, sin premura y sin descanso a la organización de los hombres libres de Cuba y Puerto Rico, en acuerdo con las condiciones y necesidades actuales de las Islas, y su constitución republicana venidera; para mantener la amistad entrañable que une, y debe unir, a las agrupaciones independientes entre sí y a los hombres buenos y útiles de todas las procedencias que persisten en el sacrificio de la emancipación, o se inicien sinceramente en él, para explicar y fijar las fuerzas vivas y reales del país y sus gérmenes de composición y descomposición, a fin de que el conocimiento de nuestras deficiencias y errores y de nuestros peligros, asegure la obra a que no bastaría la fe romántica y desordenada de nuestro patriotismo, y para fomentar y proclamar la virtud donde quiera que se la encuentre. Para juntar y amar”.