Carlos Alfredo Peyrellade: Presencia francesa en la música principeña

Foto:Cortesía de la autora
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Por: Verónica Fernández Díaz

Carlos Alfredo Peyrellade comenzó sus estudios como aprendiz de violín y violonchelo dirigido por el maestro dinamarqués mister Hansen, pero al oír y conocer al gran pianista norteamericano Gottschalk, en su primera visita a Puerto Príncipe en 1854, decidió consagrar sus aptitudes y entusiasmo al estudio y dominio del piano.

En el conservatorio de París, estudió de la mano de Camille Marie Stamaty y armonía con Maleden. Debutó en la Sala Pleyel y el Salón Beethoven junto con el flautista belga Delphin Allard. También tocó en el salón Saint Germain. Conocidos sus primeros triunfos, tuvo el honor de ser designado pianista acompañante del Círculo de la Unión Artística de París y llamado por Gottschalk a New York para reemplazarle en las labores de su academia de piano.

Regresó a Puerto Príncipe en 1865 y ofreció varios conciertos, entre estos el de contribución al pago de la redención de dos esclavos, uno de ellos el músico y poeta negro Juan Antonio Frías. En ese mismo año fue nombrado socio corresponsal de la Sección de Música de la Sociedad Filarmónica de Puerto Príncipe. En 1866 fue electo vicepresidente de la Sección, cargo que no aceptó, posiblemente, porque ya pensaba trasladarse a La Habana.

Su obra más importante la realizó en la capital, donde fundó el Conservatorio de Música y Declamación conocido como Conservatorio Peyrellade, dirigido por su hermano Eduardo luego de la muerte de Carlos Alfredo. Allí estudió la célebre cantante Rita Montaner, el flautista Jaime Prats, el pianista Ernesto Lecuona y ejerció el magisterio la gran pianista Cecilia Arizti.

Una de sus obras más conocidas

Como compositor, Carlos Alfredo Peyrellade no tiene un amplio repertorio. Sin embargo, sus obras fueron populares entre las jóvenes pianistas a finales del siglo XIX e inicios del XX.

Entre ellas destacan Ecos tropicales, capricho cubano premiado con Medalla de Oro en los Juegos Florales del Liceo Artístico y Literario de La Habana en noviembre de 1866; Gran scherzo, dedicado a Ruiz Espadero; Fantasía brillante, sobre el tema de El trovador de Giuseppe Verdi; Testamental, romanza para piano y canto; Pongan pleitos, zarzuela en un acto y varias danzas.

Una de ellas, la titulada Es la más bella, danza para piano compuesta en 1900 y dedicada a la señorita Silvia Alfonso, resultó seleccionada como “Belleza camagüeyana” en un concurso patrocinado por la revista El Fígaro y su partitura fue publicada en el No.13, año XVI del 10 de abril de 1900.

Como compositor, Peyrellade se consideró conservador, pues creó música siguiendo fielmente, con actitud casi académica, los modelos europeos. En algunas de sus obras se evidencia cierto nacionalismo, sobre todo en las danzas criollas para piano que tuvieron un valor de excepción, pues en el resto de su obra no se siente una conciencia nacional.

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