El primer preso político de Camagüey en la Guerra del 68 y una familia mambisa

Foto: Archivo OHCC
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Por: Ricardo Muñoz Gutiérrez

La epopeya gloriosa del pueblo cubano y camagüeyano, de 1868, está llena de episodios que merecen ser recordados. El 16 de noviembre de 1868, a solo doce días del Alzamiento de Las Clavellinas en Camagüey, ocurrió la detención del quizás primer preso político de Puerto Príncipe, en la Guerra de los Diez Años.

Ese día, el camagüeyano Antonio Cirilo García Martínez, se encontraba en un almacén de la calle Avellaneda, esquina a San Esteban, de la ciudad de Puerto Príncipe, cuando llegó el comisario de policía Miguel Ibargaray —conocido después por el asesinato del general de brigada mambí Augusto Arango Agüero— para detenerlo. En el carruaje de un vecino estacionado en el lugar fue conducido.

No conocemos la causa exacta de su detención, puede ser que algunos de sus familiares o amigos se hubiesen incorporado a la Revolución o, lo más posible, que haya sido uno de los patriotas que quedaron en la ciudad prestando servicio de inteligencia a las fuerzas revolucionarias. Esta última probabilidad parece más acertada, pues, según relató su hermana Micaela, Antonio permaneció en prisión hasta el 9 de febrero del año siguiente, en que fue liberado. El hecho de no poderle probar la acusación, muy frecuente en los casos de labor de inteligencia, pudo haber determinado la decisión de liberarlo.

Incorporación a la manigua insurrecta

Tiempo después Antonio Cirilo García marchó al campo y se incorporó a las fuerzas mambisas, bajo el mando del mayor general Manuel Boza Agramonte, de quien llegó a ser su secretario; pero, sin que podamos conocer las circunstancias, volvió a ser prisionero de los españoles, e indultado de nuevo. Luego se fue a La Habana.

Dos hermanos de Antonio y Micaela, también estuvieron en las tropas mambisas. Manuel José murió en combate cuando pertenecía a la caballería camagüeyana organizada por Ignacio Agramonte, y Juan, mientras dirigía un taller de pólvora fue capturado y asesinado por el sanguinario comandante José Pascual Montaner, responsable de varios crímenes contra familias cubanas.

Los hermanos Antonio, Manuel y Juan fueron los vástagos de una familia muy cubana, el tronco lo constituía el viejo José Manuel García Fandín, que con 71 años era posta del correo organizado por el Gobierno de la República en Armas. Tenía su rancho en Limpio Grande, al oeste-suroeste de la ciudad de Puerto Príncipe, donde vivía con el resto de la familia.

En este lugar, junto a García Fandín, vivió otro patriota, el escribano José Rafael Castellanos y su descendencia, después que los españoles le quemaron su rancho. Como Castellanos era un hombre de gran ímpetu y evitaba por todos los medios ser sorprendido por los españoles, dormía con dos trabucos cargados debajo de la almohada.

Desmanes de la Guerra

El 20 de febrero de 1871 la familia García fue asaltada por fuerzas del Batallón de San Quintín. Los colonialistas lograron dar muerte al viejo José Manuel y después pasearon su cadáver ante los ojos de sus familiares, que fueron conducidos a pie hasta Puerto Príncipe, a unos 36 km.

Los sobrevivientes de la familia, después de una breve estancia en la ciudad, se trasladaron a La Habana para encontrarse con Antonio Cirilo, que murió un tiempo después.

Así fue la historia del primer preso político de Camagüey en la Guerra Grande y de una de las muchas familias camagüeyanas diezmadas en esta epopeya revolucionaria, por el noble sacrificio de servir a la patria.

 

* Una versión de este artículo está publicado en: Muñoz Gutiérrez, Ricardo: Del Camagüey: historias para no olvidar I y II. Editorial Ácana, Camagüey, 2020. p. 37-38.

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