Por: Rancel Castillo Matamoros
José Martí, hombre de innumerables dotes, cubano gigante de alma magna y fervorosa, espíritu virtuoso en cuyo anhelo de perpetuar libertades, empeñó su vida; escribió las páginas más sensibles de nuestra historia. En los planes de amor que concibió para su patria, imperó infatigable, la necesidad de concebir definitivamente la unidad de los que luchaban por la libertad cubana. A finales de noviembre de 1891, en Tampa, Estados Unidos, Martí es convidado por el emigrantado que radicaba en la metrópolis. Allí pronuncia dos de sus más eminentes discursos, “Con todos y para el bien de todos” y “Los pinos nuevos”; símbolos de la unidad que se estaba forjando entre los cubanos en el exterior, unidad que ya avizoraba futuras glorias. Según el Dr.C. Eduardo Torres Cuevas[i]:
En conversaciones ulteriores, la idea de crear una agrupación que organizase y sirviese de vehículo idóneo a la preparación de una futura revolución tomó cuerpo definitivo y, pocas semanas después, en Cayo Hueso, el maestro mostró a los revolucionarios principales de la localidad, las Bases y los Estatutos Secretos … de lo que sería el Partido Revolucionario Cubano.
Fundamentos para una etapa superior de la lucha revolucionaria:
Una vez aprobadas en enero de 1892 las Bases del Partido Revolucionario Cubano(PRC), el 10 de abril de 1892, es proclamado el PRC. Este hecho trasciende como hito histórico al portar en su esencia la creación de un partido, que reveló en sí mismo poseer un carácter sumamente distintivo:
- Independentista: Sin fines electorales alguno, el PRC fue un partido por la independencia de Cuba. Lo cual lo hace único en el siglo XIX latinoamericano.
- Latinoamericanista: Poseía una sección determinada para el apoyo a la liberación de Puerto Rico del yugo imperial español. Pues la liberación antillana formaba parte de un contexto mayor, la liberación efectiva del continente latinoamericano.
- Antimperialista: Impedir la expansión de los Estados Unidos hacia el sur, impulsando las concepciones autóctonas que rechazaban cualquier vínculo con el gobierno o la política de Estados Unidos. Tales implicaciones se observan en sus artículos 5, 6 y 7.
- Antirracista: El PRC consolida aún más su carácter antirracista, legado de las mismas premisas que conformaron los dos principales objetivos a alcanzar desde inicios de la Guerra de los 10 años. Al no ser una organización excluyente, todo individuo que aceptase las Bases y Estatutos Secretos podía pertenecer a él, sin importar raza, nacionalidad, religión o género, por lo que era un frente amplio para la independencia.
- Democrático: Su base social estuvo comprendida por el sector obrero principalmente y elementos de la pequeña burguesía. Por lo que en la práctica funcionó como el partido de las masas populares cubana, proyectando su actuación histórico-ideológica en función de los intereses del pueblo.
Fue sin dudas, el carácter radical de los contenidos de este partido, los que le convirtieron en el promotor de la revolución más profunda y democrática del continente, en todo el siglo.
Quien contemple a simple vista la majestad de este evento, de esta proclama contundente, estará observando la sapiencia reunida del maestro, las fuentes naturales que su tierra le otorgó, la identidad de todo un pueblo emergiendo de las densas tinieblas imperiales.
[i] Torres Cuevas, Eduardo: Historia de Cuba 1492-1898 formación y liberación de la nación, ed. Félix Varela. La Habana. 2008.