Mujeres afrodescendientes en el pensamiento autoemancipador cubano. Estudio de caso, Camagüey (1879-1933). Parte II

Foto: Cortesía del autor
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Por: MSc. Kezia Zabrina Henry Knight

 

El periodismo cultural desde la visión de la mujer negra camagüeyana

Los temas más recurrentes fueron los concernientes a la igualdad de género: lograr la autonomía de la mujer desde la instrucción y el trabajo remunerado, dándole importancia a la satisfacción individual de las mujeres, sus familias, lo cual tributaría al grupo y la sociedad en general.

Tuvieron en cuenta que los factores de construcción sociocultural donde los estereotipos de género y color de piel no serían removidos de forma repentina. Pensamientos previsores que todavía gozan de actualidad en los debates científicos mundiales sobre género, población y desarrollo. Ellas advirtieron que la incorporación de la mujer a la educación las prepararía para el mundo moderno y para la lucha por sus derechos.

Josefa Guillén Batista

La revista Lis,[i]dirigida por Nicolás Guillén, fue un ejemplo de algunos de estos temas escritos por mujeres. Josefa Guillén Batista, su hermana, interpeló en torno a la emancipación de la mujer en un primer momento bajo el título “Dos palabras nuevas sobre un tema viejo” que apareció en el segundo número de la revista.[ii]

Josefa inició el renglón con la afirmación que su voz al respecto era desautorizada, seguidamente presentó su desacuerdo con las ideas que desvalorizan a la mujer como capaz de desarrollarse intelectualmente a la par del sexo masculino:

Es una idea bastante arraigada ya desde hace mucho tiempo, la de que la mujer no está capacitada para adquirir un desarrollo intelectual completo, y esta idea ha prendido tan hondas raíces en los cerebros de la mayoría, que no escribo yo con la mayor esperanza de destruirla, sino que me limito solamente a dar mi desautorizada opinión.[iii]

El razonamiento estaba compenetrado con las ideas del movimiento feminista cubano manifestado en el Primer Congreso Nacional de Mujeres en 1923. Entre sus demandas estuvo la equidad de los sexos, el derecho al voto y reformas educacionales y laborales. Josefa aprovechó la oportunidad para comunicar sus criterios de vanguardia con respecto a la mujer y defendió con ímpetu las que había tenido el valor de dar a conocer su talento y soportar además que fueran juzgadas tan duramente. Al parecer, aquellas que habían franqueado las barreras que las limitaban y tomaron el conocimiento a ultranza como adalid, había sido motivo de severas críticas.

Reprochó la mentalidad de las madres de familia que se contentaban con que: “… ya mi hija sabe leer y escribir; ahora que se ocupe de su casa.” Josefa reconoció la importancia de este último aspecto pero sin negarles la posibilidad de ampliar sus desempeños más allá de lo doméstico.

Trasmitió un hálito de esperanza al considerar que la mujer poco a poco conquistaría espacios del saber de la misma manera “… que ha ido pasando de mísera esclava a esposa respetada.”

La escritora anima a sus compañeras a conquistar con voluntad el mundo intelectual a la par que se progresaba en lo moral. Ella asumió que, “El siglo xx, en cuya luz es difícil que no se despierten las más dormidas inteligencias, ha dirigido sus rayos hacia la mujer y ésta se ha apresurado a demostrar que se encontraba solamente en un sueño ligero”.

La recalcada frase decimonónica: labores propia de su sexo en la ocupación femenina comienza a ceder. Poco a poco profesiones diversas fueron alcanzadas por ellas ante la necesidad de expresarse en otros espacios.

El análisis que esta autora hizo desde el siglo XIX hasta inicios del XX sobre la “evolución” intelectual de la mujer coincidió con el espíritu de otras escritoras de la Isla como las que escribían en la revista Minerva de la Habana. Josefa predicó con su ejemplo, huérfana de padre, no fue impedimento. Junto a sus hermanos Nicolás y Francisco, recibieron el pan de la instrucción hasta el Instituto de Segunda Enseñanza bajo el viso del Sr. Tomás Vélez Vázquez, dueño de academias y amigo de su padre de manera gratuita.

En blanco y negro

Su pluma la ocupó en temas de altos contrastes, pues el segundo artículo confrontó a las mujeres que expresaban su fe a partir de hábitos externos codificados. ¿Cómo se recibiría el artículo “Monjas y monasterios” escrito por una mujer camagüeyana rodeada de conventos?[iv]

El verdadero tema es el examen que hace Pepa —se le llamó así familiarmente— a los patrones culturales impuestos a la mujer. Ella inició con una frase audaz que expresa emociones encontradas: “Yo odio a los monasterios y sin embargo, amo a las monjas. Parecen contradictorios estos sentimientos míos y tengo necesidad de explicarlos.”

Entre estas dos vibraciones se desarrolló su pensamiento. Ella admiró y se apiadó de las monjas por su encierro en un mundo de escala física pequeña como cárcel; sin embargo, reconoció la posibilidad de una consagración intensa en estos espacios. Personalizó los edificios monásticos describiéndolos como fríos, apartados de la vida social, caracterizados por renuncias y puniciones al cuerpo y los contrapone con el goce y el disfrute a plenitud de la Creación. Josefa sublimizó la fe pero con franco contacto con lo terrenal.

De forma consciente aunque no explicitado, la autora parafraseó al mismo Jesús cuando expresó en una de sus últimas oraciones antes de llegar al Calvario: “Padre…No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal.”

Josefa con estos dos artículos entonó melodías libertarias cuasi proféticas acerca de la emancipación intelectual y emocional de la mujer. Su postura fue un llamado para un cambio de mentalidad, aunque reconoció que se necesitaba tiempo para quebrantar usanzas que se aceptaban como códigos. De manera atrevida amplió el concepto de esclavitud desde la perspectiva de género, estableció paralelos entre ésta y determinadas costumbres matrimoniales.

Vio el analfabetismo como otra causa proclive a la sumisión de la mujer por su escasa luz de conocimiento. Se extendió al área sicosocial, reflexionó en cuanto al menosprecio existente en la época hacia las experiencias emocionales sufridas por algunas mujeres. Tales circunstancias las violentaban moralmente a una reclusión monástica, quizás, sin la vocación, —los sufrimientos morales relacionados con el sexo, disgustos familiares y contradicciones amorosas—, la autora estableció juicios de resistencia a estas pautas instituidas por la cultura. La precisión de los puntos de vistas de esta joven mujer, su actualidad y su escritura fresca permiten ubicarla en el caudal diverso del pensamiento cubano.

Cruz Angulo Verdesi

Otras de las revistas en que las mujeres plasmaron sus puntos de vistas en torno a la emancipación fue Minerva, fundada por Serapio Páez Zamora en 1928. En todos sus números la pluma femenina se distinguió en variedad de géneros: poesía, crónica social, ensayos, al manifestar proclamas, así como en la labor de redactoras y corresponsales.

La primera doctora en Medicina de piel negra en Cuba, Cruz Angulo Verdesi fue quien escribió las palabras del primer artículo de provocación a la lectura. “Consideraciones” inició con los propósitos de la publicación

“… servir de vocero a todo lo que signifique progreso, lucha por el mejoramiento individual y unificación social, como medio único y eficiente de mejoramiento colectivo. Por eso bien merece el aplauso y el estímulo de todos los que anhelamos un futuro mejor…”[v].

Retó a los de buena voluntad para intercambiar opiniones, aconsejar, orientar y sobre todo estimular el esfuerzo por la superación personal. Sentenció como plataforma necesaria la indulgencia y la concordia entre todos los elementos de bien de la sociedad, mostró así su visión integradora.

Consecuente con este sentir, Crucita, como se le llamó en el plano más íntimo, escribió una serie de ensayos donde su tema principal fue la unión de las asociaciones de color. Lo consideró delicado pero lo asumió: “Hay asuntos que a pesar de ser de la mayor trascendencia, por su complejidad y naturaleza misma, se hacen en extremo difíciles de tratar.

Quiero referirme al hasta ahora inabordable problema de la unión de sociedades de Color de Camagüey.”[vi] Reflexionó sobre la importancia y la necesidad de la unión, de evitar las fragmentaciones que debilitan los elementos de la sociedad. Criticó sin paternalismos y con transparencia los aspectos negativos de este grupo humano, como la existencia del recelo por ser negros. En la actualidad se conoce en el plano académico como endorracismo, auto discriminación.

Comportamiento sicosocial presente aún hoy, secuelas de la esclavitud, reafirmado con la intervención norteamericana finales del siglo XIX y principios del XX con sus códigos y prejuicios de sociedad racializada que, a pesar de los cambios radicales sociopolíticos establecidos y practicados de igualdad social a partir de 1959, permanecen como sedimento tardo en transmutarse.

Sus análisis

Angulo Verdesi también abordó como formas de enajenación la constancia de los juegos de mesa como el dominó y el amor a la taberna de manera persistente en algunos grupos. Se hizo vocera del malestar que provocaba las conductas para ella antisociales de los negros y mestizos que frecuentaban con chanclas las bodegas, descuidando su estética, rememorando la condición de esclavos y no de obreros.

Su análisis de forma severa fue directo a la autoestima que no debía definirse en el grado de pigmentación de la piel, sino en lo que eran capaces de lograr con sus propios esfuerzos, conocimientos académicos, saber comportarse ante todas las circunstancias de la vida, tanto festivas como de cualquier otra índole.

Y así con esta emoción de amor cooperativo; sumando todo lo bueno que hay en todas, y tratando de enseñar con el estímulo y la orientación a los demás, podremos hacer una sociedad donde se aprenda a la par que a llevar el frac oportunamente y bailar muy bien el danzón o el blackbotton, saber cuáles son nuestros derechos y deberes cívicos; en qué parte de la biblioteca está la Sociología, o la Ética, o la Historia, o la Física Mecánica, o la Aritmética, y en dónde por nuestro valor positivo, por nuestra afinidad y cohesión podamos ser respetados y considerados mutuamente.[vii]

Desde sus artículos, Cruz  aconseja, requiere, explica las buenas maneras de comportamiento social y la necesidad de esforzarse en lo personal y grupal hasta alcanzar metas distintivas. De esta forma Camagüey sería ejemplo de civismo en la República.

Si bien Crucita logró mover el pensamiento en la Isla hacia el imprescindible tema de la unidad de estas asociaciones, la delegación de Camagüey en  la Convención Nacional de Sociedades Negras se distinguió por sus demandas en cuanto al estatus de la mujer negra, blanca, casada o soltera que al ser madre tuviera la misma condición jurídico-social que los hombres.

Así desaparecería la condición de hijos ilegítimos, necesaria para la justa superación moral y social de mujeres y niños como seres sociales. ¡Igualdad de derechos para la mujer y el hombre dentro y fuera del matrimonio! Fueron las firmes proclamas llenas de sentimientos de justicia e igualdad social de la delegación camagüeyana, aplaudida y acogida a plenitud.

Porque escribir le daba vida

En 1933, Serapio Páez fundó otra revista, Renacimiento. En la misma proliferó con más fuerza la visión de la mujer. El segundo artículo Cruz Angulo Verdesi, reconocida también por su labor periodística. El tema fue de corte científico y de utilidad para todos, “Consideraciones generales sobre higiene”, donde señaló aspectos relevantes de esta especialidad de las Ciencias médicas.

Escudriñó el devenir histórico y teórico-práctico de esta la misma: “… Hipócrates representante de la escuela naturalista, pensaba que lo normal en el individuo era la salud y que la enfermedad tenía por tanto que obedecer a una causa natural. Investigando esta causa, nació o inició la era científica de la Higiene.”[viii]

Destacó la importancia y caracteres con que se ha estudiado esta rama del saber. Analizó las reglas y la observancia práctica de la higiene pública, privada, la infantil y la inspección escolar. Acentuó como resultados la disminución del coeficiente de mortalidad infantil y el mejoramiento del índice de natalidad.

Aunque en estos años el concepto de desarrollo social no incluía al hombre como centro desde una perspectiva integral, enarboló consideraciones precursoras. Avizoró el bienestar humano y universal desde la conservación de la salud en su sentido más amplio sobre la cual descansa la prosperidad de las naciones.

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[i] Salió a la luz en un período decenal, dirigida por el poeta nacional Nicolás Guillén. Desde el 10 de enero de 1923 hasta el 30 de junio del mismo año.

[ii] Guillén Batista, J.: “Dos palabras nuevas sobre un tema viejo” en revista LIS, Año 1, núm. 2, Camagüey, 20 de enero de 1923, s/p.

[iii]Guillén Batista, J.: «Dos palabras nuevas sobre un tema viejo» en revista Lis, Año 1, nro. 2, Camagüey, 20 de enero de 1923, s/p.

[iv] Guillén Batista, J.: “Monjas y monasterios” en revista LIS, Camagüey, 20 de junio de 1923, Año 1, núm. 17, s/p.

[v]Angulo Verdesi, C.: “Consideraciones” en Revista Minerva, Año 1, Núm. 1, S/P, Camagüey, 15 de abril de 1928.

[vi]Angulo Verdesi, C.: “Unamos nuestras sociedades” en Revista Minerva, 30 de septiembre de 1928, Año I, Núm. XI, s/p.

[vii]Angulo Verdesi, C.: Ob. cit.

[viii] Angulo Verdesi, C. ”Consideraciones generales sobre higiene” en revista Renacimiento, Año 1, Núm. 1,  1933, p. 7

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