Alfredo Martínez González

Foto: Cortesía del autor
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Por: Ricardo Muñoz Gutiérrez

Alfredo Martínez González nace el 19 de junio de 1935 en la colonia “La Estrella” del central Macareño, hoy Haití, en el municipio Santa Cruz del Sur.

Sus padres, Rafael y Marina, formaban una familia del campo muy pobre. A los siete años Alfredo comienza los estudios en una escuela pública y, como era común en las familias del campo cubano, la abandona en 3er grado para realizar labores agrícolas y ayudar a la casa.

Después del golpe de estado de Batista el 10 de marzo o el desembarco del Granma en diciembre de 1956, difieren las fuentes, inicia su participación en la lucha política contra la dictadura junto a varios jóvenes de la zona de Pino 3, donde reside. En mayo de 1958 se casa con Margot Vargas, también vecina de la zona.

El 26 de septiembre del 58, al paso de la Columna Invasora del Ejército Rebelde nº 11 “Cándido González”, se incorpora a la misma y en la madrugada del 27 es herido en la Emboscada de Pino Tres.

No es hasta el amanecer, que los soldados —con mucha precaución— comienzan a salir de sus posiciones; cerca de 30 rebeldes, entre muertos y heridos, yacen en el lugar. Después de despojarlos de los escasos valores que portan, los muertos son arrastrados hasta el camino y los 11 heridos son montados en un camión en espera de instrucciones. Entre estos, Alfredo Martínez.

Alrededor de las 7.00 am. el camión con los heridos llega al hospital del central de Macareño donde el personal de salud del lugar y otros que se incorporaron, les brindan la mejor atención posible por las características de la institución. Una fuente expresa que cuatro de los heridos, entre ellos Alfredo, exigen urgente traslado al hospital provincial de la ciudad de Camagüey.[1] Un enfermero, que atendió a los heridos, afirma que Alfredo y Ramón Bazán eran los “…únicos graves, que morían. Alfredo tenía tantas perforaciones dentro, que no sé cómo respiraba…”[2]

Las horas transcurren lentamente sin que las autoridades militares tomen decisión. Pasadas las 5.00 de la tarde, el camión que recoge la basura del central, y había sido utilizado para llevar los cadáveres de los rebeldes al cementerio, parquea frente al hospital; el comandante Domingo Piñeiro Curnow, ayudante del jefe de operaciones del Regimiento, teniente coronel Armando Suárez Suquet, le comunica a los médicos que coloquen los heridos en el vehículo, para trasladarlos a Camagüey. Ante las observaciones de que no es un transporte adecuado por la gravedad de algunos de los heridos, molesto, el comandante le replica que había que arreglárselas con ese porque no había otro. Ante la intransigencia del oficial, el personal del hospital coloca “…colchonetas sobre el piso de la cama del camión para acomodar a los heridos lo mejor posible y situar en la parte delantera a los más graves.”

La suerte de los heridos estaba echada. El coronel Leopoldo Pérez Coujil, jefe del Regimiento 2 Agramonte, había dado instrucciones a Suárez Suquet de eliminar a los heridos en el traslado a la ciudad de Camagüey. Este designa al comandante Piñeiro para ejecutar la orden.

El camión con los heridos parte rumbo a la carretera de Santa Cruz, lo sigue un jeep con Piñeiro y otros militares. A unos ocho kilómetros de Macareño, en La Caobita, el camión se detiene. Del jeep descienden militares y comienzan a disparar contra el vehículo de los heridos; Piñeiro grita descaradamente, que los rebeldes están atacando. Del camión se escuchan voces desesperadas:

…“compañeros, somos nosotros que estamos heridos (…) no tiren”… En medio del tiroteo, el sargento [Lorenzo] Otaño lanzó dos granadas de mano sobre los heridos. Posteriormente, subió al camión, y con un fusil ametrallador comenzó a rematar a los que aún daban muestras de vida entre aquel amasijo de cuerpos decapitados y miembros cercenados por efecto de las explosiones de las granadas… [3]

Al igual que los caídos en la madrugada del 27 de septiembre de 1958 fue enterrado en una fosa común, Alfredo Martínez Gonzáles y sus otros diez compañeros asesinados en La Caobita por la dictadura de Batista; no obstante, continuaban mintiendo cuando en el parte al Ministerio de Defensa Suárez Suquet, escribía:

Al trasladar los heridos que se encontraban en la Clínica del central Macareño de los que cayeron emboscados anoche y tropas que los conducían fueron sorprendidos por un grupo de rebeldes emboscados en terraplén que conduce de Macareño al entronque con carretera Santa Cruz y desde las cañas hicieron fuego de granadas y perdigones contra el vehículo que se encontraba detenido por falta de agua en el radiador, al que se le estaba echando agua.

Resultando tres nuevas bajas rebeldes, además de los heridos que se conducían a Camagüey para ser ingresados en la Clínica.

Ese grupo que se supone sea parte del resto integrante de los que atacaron la noche anterior a la emboscada de “Pino Tres”…

En el lugar donde se encontraban las ratas dejaron abandonadas tres mochilas, dos escopetas, un revólver… una mina terrestre y una granada de mano.[4]

¿Quiénes eran las ratas?

 

Fuentes:

– Comisión de Historia de las columnas 11 y 13 del Frente Camagüey: Frente Camagüey. 1988. Editora Política, La Habana. p. 168-175.

– González de Cascorro, Raúl: Emboscada y masacre de Pino 3. Editorial Letras Cubanas, La Habana, 1978. p. 161-164.

– Sección de Investigaciones Históricas del Comité Provincial del PCC Camagüey: Síntesis biográficas de mártires camagüeyanos 1953-1967. Fábrica de Impresos Comerciales Camagüey. s/f. p.64-65.

[1] Comisión de Historia de las columnas 11 y 13 del Frente Camagüey: Frente Camagüey p. 170-171.

[2] González de Cascorro, Raúl: Emboscada y masacre de Pino 3. p. 164. No obstante, otro testigo dice que a Alfredo “…lo cogieron por la mañana con una pierna rota…” y ya estando en Macareño “…Llamaron a un tio político de él que vivía en Pino 3 y lo llevaron al camión para ver si él conocía a algunos de los heridos. Y entonces el tio dijo que no conocía a nadie, porque tenía miedo decir que estaba el sobrino de él ahí y que esto le trajera malas consecuencias.” p. 161.

[3] Comisión de Historia de las columnas 11 y 13 del Frente Camagüey: Frente Camagüey p. 172.

[4] Idem. p. 173-174.

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