La primera de las asociaciones de chinos
Sería el 21 de septiembre del año 1910 que quedaría constituida oficialmente la primera de las asociaciones o clubes de inmigrantes chinos en la ciudad de Camagüey, bajo la denominación de «Hoi Yin Sol» o «Juventud China». Esta sociedad fraternal que contó inicialmente con escasa membresía, abriría sus puertas en una casa arrendada en el callejón de la Palma o Montalván marcada con el no. 2-A, entre las calles Maximiliano Ramos (Horca) y Ángel Castillo (Medio).
La misma dedicaría sus primeros pasos a fomentar la fraternidad entre sus miembros y a ofrecer asistencia y apoyo a los arribantes, después de tan largo y agotador viaje marítimo. También a mantener indestructible la unidad del etnos regional chino entre dicha comunidad y hacia la del resto de los núcleos de arribantes, en tanto mantener conexión con otros casinos o clubes que se constituyesen en el futuro. Todo en aras de lograr una rápida asimilación de los chinos al etnos regional camagüeyano y a su cultura diversa, sin merma de la lengua materna china y de sus tradiciones y costumbres ancestrales. Así fue como resultaría que, en largo proceso de duración histórica, la población china asentada en nuestra urbe ganaría el aprecio y la simpatía de los lugareños.
Cabe destacar que a esa primera de las asociaciones o clubes chinos, le seguiría en el tiempo la «Min Ching Tang» o La República China, creada el 23 de enero de 1914; la que comenzaría a reunir primeramente a sus integrantes en la calle Ángel Castillo (Medio) no. 10, hasta desplazarse a la calle Maximiliano Ramos nro. 5 (Horca). No serían las únicas.
China por todo Camagüey
Núcleos de chinos se asentarían en la ciudad de Nuevitas, Guáimaro, Minas y en Florida; este último municipio uno de los más importantes nodos de la provincia, con destaque en las faenas agrícolas, en sus centrales azucareros y en otras muchas labores comerciales y de trenes de lavado, así como en la gastronomía y el comercio minorista.
En la ciudad de Camagüey llegaría a cobrar notoriedad la tienda La Flor de Asia de los Cuan, en la calle Antonio Maceo o del Comercio. Esta tienda, al igual que La Mariposa china, ganaría extensa clientela atraída por el variado surtido de perfumería, telas de seda, figurillas de porcelana y de jade; entre otros efectos importados de la gran nación asiática.
Por doquier en las calles República, Maceo, Cristo, Hermanos Agüero, Lugareño, entre otras; abrieron los chinos sus quincallas de baratijas y puestos de «maripositas chinas», de fritas y chicharrones, y de todo tipo de variedades de alimentos ligeros muy demandados por la población. Asimismo, una cantina y café de excelente factura de llamativo nombre surgida en la década del 20 del siglo XX, que atraía a los letrados de la Audiencia a degustar la «ropa vieja», elaborada con carne de res ripiada, tostones rellenos y habichuelas, y dejar para el final el café especial en El Chorrito. Era un gusto obligado acudir a El Chorrito [de café], diligentemente atendido por los Wong primeramente, y luego por los hermanos Ley.
Sería interminable el anecdotario acerca de la presencia china en nuestra ciudad. Imposible ser invisibilizada. El flamante médico chino Siam y la descendencia lo corrobora, cuando evocan recuerdos de ese largo viaje hacia lo infinito de los hijos del Celeste Imperio[1].
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[1] Los descendientes del célebre médico chico Siam residen en nuestra urbe. El autor de este artículo es descendiente por rama materna de su bisabuelo chino Víctor Baró Baró [nombre españolizado a su llegada a la región de Matanzas, en el siglo XIX].