Carlos Augusto de la Torre, un principeño entre los ocho estudiantes vilmente fusilados

Foto: Archivo OHCC
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Poco importó a la turba criminal del cuerpo de Voluntarios de Cuba fusilar a jóvenes inocentes. Fueron ocho sorteados a muerte, y entre ellos un principeño que sólo por el apellido, desconocido por los matadores, merecía respetársele la vida. Ni su ancestralidad militar hispana valió, ni lo culto de aquel bardo antepasado, vecino defensor de la villa de Puerto Príncipe.

La casta de Carlos Augusto

Carlos Augusto de Santa Martha de la Torre y Madrigal, tuvo su ancestro español en el capitán y colono hispano vecino de la villa de Puerto Príncipe, Pedro de la Torre y Sifontes o Cifuentes, que levantó «tres casas principales de ladrillos y tejas a espaldas de la sacristía de la iglesia Mayor, que linda por costado con calle que va derecha al convento de San Francisco»[1]. Fue ese colono quien fundara uno de los primeros mayorazgos o imposiciones pecuniarias de ayuda a la Iglesia en la Villa, a fines del siglo XVI; imposición perpetua hasta que su descendiente, el criollo Fernando de la Torre y Zayas, la cancelara ante notario hacia 1867.

Pareció no solo dedicarse a las armas el susodicho capitán defensor de la Villa colonial, toda vez que tuvo el mérito de socorrerla con su milicia mixta ante la arremetida de piratas franceses en 1679, que invadieron la plaza Mayor y el caserío que le rodeaba, para saquearla y llevarse el dinero acumulado por contrabandistas o rescatadores; integrantes de la poderosa oligarquía [algunos regidores cabildarios], propietaria de haciendas de cría y engorde de vacas destinadas al comercio de cueros.

Ciertamente, debió gozar de inspiración con pinceladas de cultura en ese primer siglo colonial, el capitán de la Torre Sifontes o Cifuentes para merecer el llamado del poeta canario Silvestre de Balboa y Troya-Quesada y colaborar con él para componer uno de los seis sonetos laudatorios que precediera el poema épico Espejo de Paciencias[2], escrito en octavas reales, entre 1604 y 1608. Espejo de paciencia, está inspirado en el secuestro por «enemigos franceses» del bien conocido en Puerto Príncipe Obispo de la Isla Juan de las Cabezas Altamirano. Varios más “de la Torre” se mezclaron con casi todas las ramas familiares principeñas de los siglos XVII, XVIII y del XIX. Entre otras, los Agüero, los Agramonte, los Miranda, los Castillo, los Porro, los Recio, los Sánchez, los Varona…, fueron configurando la sociedad civil criolla del Camagüey.

La partida bautismal del estudiante de Medicina devela apellidos y otros detalles, que corroboran la procedencia, la clase de personas, sus cualidades intrínsecas y de la personalidad, costumbres llevadas desde la ancestralidad, relaciones parentales; entre otras características que debieron sopesarse para impedir a tiempo el crimen de los ocho inocentes estudiantes de Medicina, baldón de España.

Libro de Bautismos de Blancos, al Folio 122, Nro. 20.

Al margen.

Signatura nro. 672.

1851_16 de Octubre.

Carlos Augusto de la Torre, h. [hijo] l. [legítimo] de D. Esteban de la Torre y Da. Manuela de Madrigal.

“En diez y seis de Octubre de mil ochocientos cincuenta y uno. Yo, el infrascripto Teniente de Cura en la Parroquial Mayor de esta Ciudad de Puerto Príncipe, bauticé solemnemente a un niño que había nacido el veinte y nueve de Julio de este año. Le puse por nombre Carlos, Augusto, de Santa Marta. Es hijo legítimo de D. Esteban de la Torre y Manuela Madrigal, el primero natural de esta Ciudad, y la segunda de la Villa de Santo Espíritu. Abuelos paternos el Teniente Coronel D. Gaspar de la Torre y Da. María Faustina del mismo apellido. Abuelos maternos el Capitán D. Ramón Madrigal y Da. María Candelaria de Mendigutía. Fueron sus padrinos el Licdo. D. Francisco[3] y Da. Josefa Iraola, á quienes advertí el parentesco espiritual y demás obligaciones, y para que conste lo firmo en este día, mes y año”.

 

Joaquín de Cisneros.

[Firma]

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[1] El alférez del Ejército Libertador e historiador Abel Marrero Companioni refirió en el año 1962, que en una de las tres casas que perteneció en al siglo XVII al capitán Pedro de la Torre Sifontes o Cifuentes, nació y residió Carlos Augusto de la Torre.

[2] Los otros sonetistas conocidos de Balboa y del capitán de la Torre y Cifuentes que residían en el entorno de la Plaza Mayor de la villa fueron: el alférez regidor Cristóbal de la Coba Machicao, el alcalde ordinario Bartolomé Sánchez [Mejía], el regidor perpetuo Juan Rodríguez de Cifuentes, Antonio Hernández El Viejo, y el alférez Lorenzo Lazo de la Vega y Cerda.

[3] Este prestigioso abogado integrante de la Real Audiencia principeña procedía de familia de sólida posición económica, regidor del Ayuntamiento e integrante de la Real Sociedad Económica o Diputación Patriótica de Puerto Príncipe y de miembro de honor del Liceo o Sociedad Filarmónica.

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