El Mayor General Antonio Maceo y Grajales. Más allá de una fecha.

Foto: Cortesía de la autora
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La revista rusa La Ilustración Mundial trató con respeto la caída en Punta Brava del general Maceo:

Maceo era el más peligroso enemigo de España en la isla de Cuba. Con el nombre de este héroe cubano están unidos numerosos relatos legendarios, referidos también a toda su familia, destacada por su extraordinario espíritu revolucionario […]. Verdaderamente admirable es el destino de este hombre, que personificó el destino de su Patria y cayó en heroica batalla por su independencia […]. El encanto de Antonio Maceo entre su gente era irresistible, a él le veneraban como a un héroe no terrenal y su pérdida es para los cubanos completamente insustituible. (Escalona, I. y Torres, D. 2022).

Cuando el Mayor General Antonio Maceo y Grajales, libraba una exitosa campaña en el extremo más occidental de Cuba, a pesar de los 81 000 efectivos que Valeriano Weyler había concentrado para su aniquilamiento, su solicitud de 500 hombres como refuerzo, no llegó. No tuvo la anuencia del Gobierno de la República en Armas ni del Delegado del Partido Revolucionario Cubano. En estas circunstancias, Máximo Gómez, solicitó a Maceo que se trasladara a Las Villas, ─declinaba su campaña en Occidente─. Aunque renuente a partir, pues “su partida impediría la realización de nuestro propósito, o sea, coronar la Invasión con el Ayacucho”, Maceo consecuente con su carácter disciplinado decidió que debía regresar, así lo hizo…

La investigadora historiadora Damaris A. Torres precisó:

El 23 de enero de 1896 ondeó la bandera cubana en el Ayuntamiento de Mantua, zona más occidental de Pinar del Río. Las fuerzas del Ejército Libertador, comandadas por el mayor general Antonio Maceo Grajales, culminaban una de las hazañas militares más grandes del siglo XIX latinoamericano: la invasión a Occidente, iniciada el 22 de octubre de 1895 en Mangos de Baraguá. En 92 días recorrieron 1797 kilómetros, libraron 27 acciones combativas, ocuparon 22 poblados y se apoderaron de más de 2 000 armas largas, 77 000 cartuchos y 3 000 caballos, con un saldo de 56 muertos y 421 heridos. Con ello se logró extender la revolución a todo el país y debilitó el sostén económico español. (2022).

La muerte trastornó el curso de la guerra

La noticia de su muerte consternó el curso de la guerra. Panchito Gómez Toro salió en busca de su jefe, su paradigma, su orgullo. Halló el cuerpo sin vida, prorrumpió en ayes de dolor.  Una bala lo derribó sobre el cuerpo inanimado de Maceo, y escribió una nota suicida a su familia:

Mamá querida,

Papá, hermanos queridos:

Muero en mi puesto, no quiero abandonar el cadáver del general Maceo y me quedaré con él.  Me hirieron en dos partes. Y por no caer en manos del enemigo, me suicido. Lo hago con mucho gusto, por la honra de Cuba.

Adiós seres queridos, los amaré mucho en la otra vida como ésta. Su Francisco Gómez Toro.

En Santo Domingo. Sírvanse, amigo o enemigo, mandar este papel de un muerto.

Anotó el historiador José Luciano Franco.  Cuando cinco militares españoles se acercaron, Panchito aún vivo, fue rematado por un práctico español y saquearon los cadáveres.

El general español Valeriano Weyler, pacificador malogrado, expresó con respecto a la caída del Titán:

“Maceo era hombre muy valiente y yo creía hasta después de la campaña en Pinar del Río, que era un buen general. Hoy día creo que era valiente y de muchísimo prestigio. Los insurgentes no lo pueden reponer; era el alma de la rebelión”. (Torres, D. 2022).

El primer historiador de La Habana Emilio Roig de Leuchsenring expresó:

Fue Antonio maceo en nuestra historia el combatiente por excelencia, el más grande caudillo nacido en tierra cubana. pero esa misma altísima calidad de sus dotes guerreras, de la epopeya grandiosa que fue su vida militar en nuestras guerras emancipadoras, su heroísmo sin par, como soldado y como jefe, han dado motivo a que la generación cubana de nuestros días ignore, o conozca imperfectamente, otras facetas de su esclarecida personalidad: aquéllas, precisamente, que más nos interesa conocer hoy, porque constituyen luminarias esplendorosas que nos descubren rutas y nos alumbran caminos a seguir para el cabal desenvolvimiento de nuestra nacionalidad, tanto en lo que se refiere a sus problemas internos como a los de índole internacional.

Pacto de silencio

En medio de tanto desespero el coronel Juan Delgado, al enterarse del abandono de los cuerpos, se fortaleció en intrepidez… y gritó: “ el que sea cubano, el que sea patriota, y el que tenga lo que tiene que tener…” le siguieron dieciocho hombres para el rescate de los compatriotas ya sin vida. Los cadáveres fueron trasladados primero al pozo de Lombillo, luego al Cacahual. Tras un pacto de silencio no se reveló el lugar de enterramiento. Pedro Pérez un campesino habanero y sus hijos enterraron los restos del General Antonio Maceo y su ayudante Panchito Gómez Toro. El poder colonial jamás pudo exhibir como trofeo, los cadáveres de Maceo y Gómez.

Trascendencia de un paradigma

Maceo: representante de lo más avanzado de las ideas políticas y sociales, era un ejemplo vivo y actuante, presente en las primeras páginas de toda la prensa mundial. Lo compararon con las leyendas militares de Leonidas, Aquiles, Alejandro, Cesar, Aníbal, Napoleón, Espartaco, Bolívar, San Martín, O’ Higgins, Sucre o Páez, libertadores de pueblos, referenció el intelectual Eduardo Torres-Cuevas.

Operación Tributo. La honra a un héroe

El 7 de diciembre de 1989 fue escogida la fecha para dar compromiso moral de la Revolución, de traer a la patria, los restos de los internacionalistas caídos en tierras hermanas, en cumplimiento de misiones militares y civiles, es así como el acto de despedida del duelo se realizó precisamente en el Cacahual, ante la tumba del invicto Titán de Bronce.

A lo largo y ancho del país el pueblo vestido de miliciano, en hombros de mujeres y hombres los restos de los mortales de los combatientes internacionalistas se depositó en los vehículos que los trasladarían a las trincheras por siempre hacia donde las nuevas generaciones les ofrecen cada 7 de diciembre honroso tributo en digna fecha. Fidel Castro, expresó: “fue siempre de profunda significación para todos los cubanos la fecha memorable en que cayó, junto a su joven ayudante, el más ilustre de nuestros soldados, Antonio Maceo.”

Camagüey… Por los caídos

La peregrinación del pueblo comienza cada 7 de diciembre muy temprano en la mañana en la emblemática Plaza Maceo de la ciudad de Camagüey, solemnemente hasta el Cementerio General se traslada el homenaje. Es el Panteón de los Caídos por la defensa el sitio que guarda los restos de los que dejaron sus vidas en el campo de batalla.

Combatientes de generaciones varias, familiares, hijos, padres, amigos, jóvenes, pueblo en general se unen al concierto de honrar a los que infinitamente lo merecen.

Bibliografía

Escalona, Israel y Torres, Damaris. (Coordinadores) (2016) Dos titanes en la historia de la cultura cubana. Editorial Ediciones Santiago, Santiago de Cuba, Cuba.

Escalona, Israel y Torres, Damaris (2022) Antonio Maceo en la historia y la memoria. Ediciones Caserón, Comité Provincial de la UNEAC, Santiago de Cuba.

Franco, José Luciano, (1975) Antonio Maceo. Apuntes para una historia de su vida. Editorial Ciencias Sociales, La Habana, Cuba.

Torres-Cuevas, Eduardo (2012) Antonio Maceo. Las ideas que sostienen el arma. Imagen Contemporánea, La Habana. Cuba.

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