Entre arcos, rejas y pinturas murales: una mirada a la policlínica José Martí

Foto: José A. Cortiñas Friman
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En la ciudad de Camagüey existen inmuebles que se han convertido en íconos arquitectónicos, por su jerarquía, dimensiones, estilos, diseños, instituciones o personalidades que radicaron allí, entre otros aspectos singulares que los caracterizan.

Indiscutiblemente, la antigua residencia de Tomás Pío Betancourt -más tarde colegio de Las Salesianas para niñas pobres y también sede del antiguo Centro de Documentación e Información Pedagógicas, actualmente Policlínico docente José Martí, es uno de esos edificios.

Por eso, al detenerse frente al edificio de dos plantas pintado de verde en las inmediaciones del parque José Martí, no se sorprenda por encontrar una construcción que se distingue por su fachada de amplio portal conformada por arcos de medio punto, una labor de ebanistería que armoniza con la excelencia de la herrería en los balcones, y ventanas para jerarquizar la construcción.

Asimismo, sobresalen los grandes espacios interiores a la usanza colonial, el techo de armadura, los arcos mixtilíneos, las pinturas murales y la presencia imprescindible en el Camagüey de los pozos y aljibes para abastecer de agua el lugar.

En cuanto a la edificación, algunos documentos referencian una hipoteca de la vivienda en la segunda mitad del siglo XVIII, por Gerónimo Cisneros y Boza -quien fue Alcalde de la ciudad entre los años 1754, 1757 y 1766. Lo más interesante del proceso son los datos que revelan la existencia de una manzana parcelada entre varios propietarios en uno de los espacios fundacionales más importantes de la urbe.

La llegada del siglo decimonónico trajo cambios significativos en los repertorios arquitectónicos, producto de la influencia de la Ilustración. Las transformaciones de estilos y procesos constructivos conllevaron a una imagen renovadora del espacio, entre ellas, la singular morada de Tomás Pío Betancourt, hombre de vasta cultura y poder económico, reconocido como el primer historiador de la ciudad.

Sin lugar a dudas, los usos del inmueble dados por el alférez Pío Betancourt permitieron la coexistencia del hogar y el alquiler de áreas para otros fines. Como refirió el historiador Gustavo Sed Nieves, allí radicó en la planta baja la oficina del Ferrocarril; y más tarde, el 10 de octubre de 1864 se instaló el Instituto de Enseñanza Aplicada de Puerto Príncipe.

Da continuidad al impacto social y cultural del sitio, la decisión de Dolores Betancourt Agramonte, hija de Pío Betancourt -dueña una gran fortuna que le valió el sobrenombre de “Señorita Medio Millón” de consignar la vivienda en 1921 al colegio para niñas pobres y huérfanas de Camagüey, bajo la dirección de las Hijas de María Auxiliadora, de la orden de las Salesianas.

A la salida de la orden de Cuba, el recinto tuvo varios usos, hasta que en 1961 pasó a estar al servicio de Educación. En sus patios se creó el primer Destacamento Pedagógico “Manuel Ascunce Domenech”; y ocho años más tarde se estableció la sede del Instituto de Perfeccionamiento Educacional y el Centro de Documentación e Información Pedagógicas.

El grado de deterioro del edificio obligó a su cierre a finales de la década de 1990. Años más tarde, fue sometido a una reparación y restauración de sus espacios por parte de la Oficina del Historiador de la Ciudad para instalar el 8 de diciembre de 2005 la policlínica José Martí, con múltiples servicios de salud para la comunidad.

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