Francisco Sánchez Betancourt nació el 31 de enero de 1827 en Puerto Príncipe. Contrajo matrimonio el 12 de junio de 1852 con Concepción Agramante Boza, con la que tuvo sus diez hijos: cuatro hembras y seis varones. Se distinguieron por el sentimiento de amor a la libertad de Cuba, pues él estuvo en todos los trajines conspirativos que culminaron en la creación de la logia Tínima y el alzamiento de las Clavellinas. Concha, con 17 años, fue una de las camagüeyanas que cortaron sus cabellos en señal de protesta por el fusilamiento de Joaquín de Agüero.
La familia se incorporó a la Guerra de los Diez Años (1868-1878) en el Alzamiento de las Clavellinas, en noviembre de 1868 junto a sus hijos mayores, Francisco estaba muy enfermo de tuberculosis. Sin embargo, decidió continuar con el alzamiento. Su esposa Conchita, junto con las niñas y los niños menores, se trasladaron a residir, durante algunos meses, en la ciudad de Guáimaro, recién liberada por los cubanos.
Aunque su salud se encontraba seriamente quebrantada Sánchez se incorporó a las filas insurrectas desde los primeros momentos junto a sus hijos Benjamín y Juan de la Cruz, éste último cayó en combate en 1873.
Participación en la Asamblea de Representantes del Centro y Guáimaro
Su participación en la Asamblea de Representantes del Centro y posteriormente en la de Guáimaro fue importante. Fue electo representante a la Cámara, escaño en el que se mantuvo hasta el fin de la guerra, resistiendo todos los avatares de la vida, siempre perseguidos por las tropas colonialistas.
En febrero de 1869, Francisco fue elegido, junto con Salvador Cisneros Betancourt, Ignacio Agramonte, Eduardo Agramonte Piña y Antonio Zambrana como delegados a la Asamblea Constituyente.
Fue importante su participación en la Asamblea de Representantes del Centro y posteriormente en la de Guáimaro, donde resultó elegido representante de la Cámara, manteniéndose en dicho puesto hasta que finalizó la guerra, resistiendo las dificultades de la vida en campaña, enfermo de tuberculosis y bajo la constante persecución de las tropas enemigas.
En el año 1871 se separa de Concha, el refugio de la casa de los montes de Najasa fue asaltada por una fuerza española que la hizo prisionera junto al resto de la familia. Ella emigró hacia los EE.UU. y trabajó como costurera para mantener y educar a sus hijos. Al regresar a su patria, esta familia se unió a los planes libertarios de José Martí.
El 10 de febrero de 1878, se firma el Pacto del Zanjón, que pone fin oficialmente a la guerra. Muchos de los que no estuvieron de acuerdo con dicho pacto, participaron en la Protesta de Baraguá, encabezada por el Mayor General Antonio Maceo, el 15 de marzo de 1878. Sin embargo, Francisco, agotado y enfermo, se retiró de la política, para dedicarse a su familia.
Exilio
Poco después del fin de la Guerra de los Diez Años (1868-1878), Francisco Sánchez, marchó al exilio en Nueva York a reencontrarse con su esposa e hijas, a las cuales no veía desde 1871. Conchita había tenido que trabajar de costurera para mantener a la familia, mientras Francisco se encontraba en Cuba, durante la guerra.
Ya en plena Tregua Fecunda (1880-1895), la familia Sánchez Betancourt regresó a su ciudad de origen, desde donde brindaron apoyo a los planes de José Martí (1853-1895) de reiniciar la Guerra de Independencia cubana, lo cual finalmente sucedería en 1895. Sin embargo, Francisco no logró ver el inicio de dicha guerra, pues falleció de causas naturales el 30 de agosto de 1894, en su ciudad natal.
Legado
Uno de sus hijos fue el General de Brigada y médico, Eugenio Sánchez Agramonte.
La Escuela de Oficios fundada por la Oficina del Historiador de la Ciudad, le rinde merecido tributo al portar su glorioso nombre.
Bibliografía
Diccionario Enciclopédico de Historia Militar de Cuba. Primera parte (1510 – 1898) Tomo I Biografías. Ediciones Verde Olivo. Ciudad de La Habana, 2014.