Froilán Quirós Iglesias: Morir por la Patria es vivir

Foto: Cortesía de la autora
Share on facebook
Share on twitter

La huelga del 9 de abril en Camagüey constituye un hecho histórico que amerita mayor estudio hasta el presente. El fracaso de la misma por disímiles causas condujo inexorablemente a una represión de la dictadura batistiana sin límites y a la muerte de valiosos combatientes que participaron en acciones revolucionarias clandestinas posteriores al hecho.

Ese día, a las 11:00 a.m., las notas del Himno Invasor junto con las consignas que exhortaban el apoyo a la Huelga Revolucionaria por Radio Camagüey fueron los detonantes para que obreros del transporte, comercio, ferrocarril, bancos, sector azucareros y puerto, así como otros trabajadores, dieran inicio a la huelga.

El transporte urbano se mantuvo semiparalizado, oficinas y comercios se permanecieron cerrados, los trabajadores del Banco Agrícola Industrial, el depósito de la Cerveza Polar, los talleres de la Internacional Harvester, de los ferrocarriles, los obreros de Cargas y Pasajes y talleres de reparaciones, así como los de la Cia. Ancerá, S.A., y los de la emisora Radio Camagüey y Radio Legendario se sumaron a la huelga.

Por otra parte, destaca entre las acciones del movimiento M-26-7 el asalto a la Planta Eléctrica de Camagüey, bajo la dirección de Tony Huerta, que, aunque no tuvo el éxito esperado demostró la temeridad de los jóvenes. Es significativo que los camagüeyanos decidan prolongar la huelga hasta el día siguiente, solicitando armas. La ciudad cabecera y Minas fueron los lugares preponderantes.

La represión batistiana no se hizo esperar, durante varios días las huestes policiales incrementaron las detenciones y asesinaron a varios revolucionarios, entre ellos a Froilán Oliveras Quirós Iglesias que junto con otros compañeros de lucha trataba de inutilizar un ómnibus urbano en el reparto “El Jardín”.

El revolucionario procedía de una familia campesina humilde. Desde temprana edad abandona los estudios primarios y comienza a trabajar, para ayudar a sus hermanos mayores que habían tomado su custodia por la muerte de sus padres.

Cuentan quienes lo conocieron que fue aprendiz de un taller de carpintería donde desarrolló la labor de barnizador con refinado arte, su afición por el canto y la música le permite cierta movilidad en la zona aledaña al parque del Cristo donde existió gran tradición musical, a su vez era lugar de reunión de un grupo de revolucionarios del movimiento 26 de julio.

Entre sus actividades destaca el sabotaje al alumbrado público de la zona y las reuniones en su vivienda con el fin de organizar las acciones a desarrollar durante la huelga del 9 de abril. Fracasada la huelga, el grupo se dispersa, pero deciden ejecutar otras acciones.

El 13 de abril de 1958, un comando del M-26-7, en el cual se encontraba Froilán Quirós, perpetran fuego contra un ómnibus urbano para obstaculizar su movimiento, sin embargo, no advirtieron que detrás de la guagua se encontraba un carro de patrulla que los persigue inmediatamente. Los revolucionarios deciden alejarse del lugar, resguardado por una guásima Quirós solo con su revólver cubre la retirada de sus compañeros.

El combate no se hizo esperar, en un alarde de fuerza se ejecuta un despliegue policial que ametralla la zona donde se encontraba Froilán, quien cae abatido por los disparos mortales recibidos. El informe forense entregado a sus familiares reflejaba el ensañamiento de la fuerza del régimen dictatorial al presentar su cuerpo 82 impactos de balas.

Hoy cercano a la carretera central existe un sitio donde ondea la bandera cubana y un modesto monumento recuerda la hazaña del héroe que con valor y arrojo hizo suya la máxima de nuestro himno nacional «Morir por la Patria es vivir».

Más relacionados