Por: Karen María Hernández Rodríguez
El interés primordial de los colonizadores en América fue la obtención de oro. Las primeras monedas fueron traídas por los conquistadores, sin embargo, la moneda española tuvo poca influencia en la vida económica, debido a que asiduamente las disposiciones reales prohibían la circulación de monedas acuñadas en la ceca (casa de monedas) peninsulares, por lo fue necesario contar con monedas producidas en las Américas.
Es por esta razón, que el rey Felipe V “el católico” (1452- 1516), dictó a la casa de monedas de Sevilla, la acuñación de monedas de plata y vellón para el uso exclusivo de las Indias Occidentales.
El agotamiento de las fuentes de oro en Cuba coincidió aproximadamente con el establecimiento de las primeras cecas americanas, las de México y Santo Domingo, de acuerdo con una disposición de un cedula real en 1535, durante el reinado de Carlos I. Seguidamente surgen otras cecas en Lima, Potosí, Bogotá, Guatemala entre 1535-1731.
Las monedas acuñadas en estas posesiones comenzaron a circular en Cuba, pero fundamentalmente arribaron monedas de plata de México y el vellón de Santo Domingo. Las de México circularon principalmente en La Habana y otras poblaciones de la región occidental de la Isla, y las de Santo Domingo especialmente en la región oriental; Santiago de Cuba, Bayamo, Baracoa, Puerto Príncipe.
Durante el reinado de Felipe III se introducen novedades en la política monetaria y se comenzó la acuñación de monedas de plata del tipo macuquina, la que se fabricó hasta 1727, según decreto real de Felipe V.
En 1740 se constituyó la Real Compañía de Comercio de la Habana, a la que se le concedió el monopolio de las transacciones comerciales entre España y Cuba, con la función de abastecer a ésta manufacturas y mercaderías españolas o la importación de productos. Esto estimuló las actividades económicas, la liberalización del comercio y la ampliación del tráfico marítimo a otros puertos..
Después de la toma de La Habana por los ingleses en 1762, aumentaron la construcción de fortificaciones militares para mejorar las defensas de Cuba y para atender otras necesidades de la administración colonial. Sucesos como los conflictos bélicos de España contra Inglaterra y Francia obligaron al envío de grandes cantidades de monedas de plata desde México y a la Isla de Cuba para el financiamiento de los gastos originados por esos enfrentamientos.
A lo largo de la historia, las monedas tuvieron variación en su fabricación, por el proceso de troquetación y desarrollo tecnológico. Fundamentalmente existieron dos tipos de acuñación, la realizada a martillo, en la que la moneda se fabricaba a golpe una maza, con el empleo de un yunque y troquel para imprimir el texto o marca. Entre las monedas fabricadas con esta tecnología fueron las circulares sin cordoncillo, las macuquinas del tipo escudo coronado y las de tipo cruz cuartelada de castillos, leones y columnas sobre ondas del mar.
Este sistema se extendió hasta la primera mitad del siglo XVIII, producto de la introducción de volantes, balancín y molinos. Las monedas acuñadas con este método fueron los de mares y mundos, y los de bustos que proliferaron en todo en el siglo XIX, según el monarca que imperaba.
En el centro histórico de la ciudad de Camagüey, la presencia de monedas en comparación con otros materiales es escaso; y fundamentalmente se ha detectado como parte del registro material de letrinas, huecos de basura doméstica o rellenos constructivos.
Los hallazgos más significativos se han producido en excavaciones arqueológicas de los sitios El Regidor, el antiguo Hotel Habana, el segundo claustro del Hospital de san Juan de Dios, y el Parque Martí, a partir de investigaciones realizadas por gabinete de Arqueología de la Oficina del Historiador de la ciudad de Camagüey.
La moneda más antigua fue la hallada en el sitio Hotel Habana. Se trata de una moneda de cobre que acuñada entre 1506- 1556, en Santo Domingo, con un valor de 2 marevi. Fue la única de su tipo encontrada del resto de las que se hallaron en el sitio. Su ubicación en el lugar debió ser por extravío o descuido de algún bolsillo de algunos de los habitantes de la antigua casa, ya que no se encontraron otros ejemplares del mismo periodo.
Otro hallazgo significativo, fueron las encontradas en sitio El Regidor, que en total fueron 11 monedas acuñadas en la ceca de ciudad México, Guanajuato y Zacatecas. Todas son de plata y los años de acuñación varían entre 1760- 1843. Los valores son de medio real, un real y dos reales y algunas aparecen a nombre de los monarcas Carlos III, Carlos IV y Fernando VII.
Monedas de plata encontradas durante excavación de la casa El Regidor.
De este conglomerado, dos de las monedas de medio real, presentan un orificio cerca de sus bordes que pueden haberse hecho con el objetivo de utilizarlas como colgante o elemento decorativo. En las monedas es habitual su reutilización para otros fines, se han identificado en otros contextos como elementos de joyería y en prendas de indumentaria.
Del mismo modo algunas se han encontrado colocadas intencionadamente, en cimientos o agujeros de poste, ante la apertura y/o fundación de sendas, construcciones. Es el caso de las halladas en la excavación arqueológica del Parque Martí, que se encontraron en el interior de una caja cuadrada, junto a un fragmento de piedra similar a las utilizadas para los adoquines. Son dos monedas de plata, una acuñada en España en el año 1896 y otra en Estados Unidos en 1906. Las fechas de las monedas y el fragmento de piedra arrojo la hipótesis, que estas fueron colocadas para indicar el inicio y termino de la instalación de las vías del tranvía en la ciudad y el adoquinado para este medio de transporte en la calle Avellaneda.
Caja de forma cuadrada encontrada en la excavación del Parque Martí.
Como conclusión es importante destacar, que contrario a lo que se piensa en el imaginario popular, la presencia de las monedas es escasa, debido a la carestía de circulante fraccionario que imperó en la Isla en la época colonial, por no contar con yacimientos de materiales preciosos y la no existencia de una Casa de Moneda, situación que se mantuvo en la época republicana, hasta la fundación de la Empresa Cubana de Acuñaciones en 1976, que empezó a acuñar en 1977.


