El periodista italiano Luciano del Castillo cuando comparaba a la pandemia que hoy vivimos con una guerra mundial, me dejó pensando. Son muchas las semejanzas y realmente no lo había mirado así. Hay 184 países afectados, más de 3 millones de enfermos y más de 60 mil fallecidos; pero tenemos ejércitos para combatirla. El nuestro lleva batas blancas; y gracias a él no vemos el rostro de este peligroso enemigo de la vida.
Justo pensando en ese ejército que salva vidas, me encontraba en la farmacia esperando el medicamento para la Diabetes de mi padre; cuando vi pasar a una pareja de guerreras. Sus siluetas bajo el sol me resultaron tan familiares que sentí admiración por su obra.
Venían cerca de la una de la tarde desde el policlínico y ya iban de regreso a la comunidad. Su andar cansado denotaba la pesquisa que desde temprano realizan casa por casa, para ganarle casos a la Covid-19, que ya acumula 37 en nuestro territorio y en el país 1649.
Las provincias más afectadas hasta hoy, son La Habana, Matanzas y Holguín; aunque nos reconforta saber que más de 500 cubanos han vencido la enfermedad, lamentamos más de 50 muertes.
Los recuerdos
La doctora Rosa María Marcos y su inseparable enfermera Noris, son las siluetas que vi alejarse en la bruma y el calor de la tarde. Fundadoras del consultorio del médico de la Familia hace más de 25 años, en el local ubicado en la calle Pancho Varona en La Vigía, recordaba en cuántas batallas por la salud las he visto batirse.
No son pocos los niños que nacieron en el barrio bajo sus cuidados, los adolescentes de aquel entonces iniciamos nuestra vida sexual bajo sus consejos. Hemos tenido audiencias sanitarias sobre el VIH, las campañas de vacunación, contra el mosquito, la Rabia y la Lectospirosis. Han sido vigilantes de casos de Zika, Dengue y Chikungunya.Atendieron la neuritis de los años 90 y hoy amenazan con su espada educativa al Coronavirus. Con sus medios de protección caminan cada mañana sin miedo a la enfermedad y exponiendo su salud que ya tiene mella.
Siento mucho orgullo por ellas, porque sé que son el binomio que se repite por estos días en toda Cuba, para ganar esta guerra contra un enemigo al que no vemos, pero está al asecho.
De regreso a la farmacia
Me saca de mis pensamientos y del sopor de este primaveral mayo, la dependienta de la farmacia me avisa que ya llegó mi turno. Compro la insulina y me retiro a casa que es lo aconsejado por las autoridades en la actual situación epidemiológica.
Retomo mis ideas anteriores… Esta noche a las nueve, como se ha hecho costumbre en toda la isla desde el pasado 11 de marzo, mis aplausos por la salud y por la vida, serán para Rosy y Noris, esas guerreras camagüeyanas de batas blancas, que como en las anteriores luchas, sé que también saldrán airosas.