El orgullo de los camagüeyanos obliga al relato de historias y leyendas que a veces insólitas, otras muy ocurrentes y en ocasiones con un halo de misterio, pueden confabularse para llenar de pasión a historiadores, testimoniantes, protagonistas o simplemente herederos de la memoria cultural de la región.
Sin lugar a dudas uno de esos apasionantes sucesos que tuvieron lugar en la tierra agramontina que acaparó la información del periódico «El Camagüeyano» y otros medios de comunicación nacionales fue la llegada el domingo 11 de junio de 1933 del avión Cuatro Vientos al aeródromo de nuestra ciudad, procedente de Sevilla.
¿Quiénes fueron los protagonistas de tal proeza de la aviación civil?
Las respuestas conducen al reconocimiento de los experimentados aviadores españoles capitán Mariano Barberán y Tros de Ilarduya – director de la Escuela de Observadores de Cuatro Vientos, y al teniente Joaquín Collar Serra, profesor de la Escuela de Pilotaje de Alcalá de Henares, quienes emprendieron la travesía sobre el océano Atlántico en una ruta similar a la de Cristóbal Colón cuatros siglos antes.
De esta manera, se convirtieron en ser los primeros en atravesar el Atlántico por la parte más ancha, impusieron récord de vuelo sobre el mar y demostraron la factibilidad de volar sobre el océano y emplear novedosos sistemas de orientación para tales fines.
El otro personaje de la historia es el propio avión Cuatro Vientos- quien fue modificado en los tanques de almacenamiento de combustible- para ejecutar el mayor vuelo sin escala de su época, despegó el 9 de junio de 1933 a las 4.45 am. en Sevilla, llega a Camagüey el 11 de junio alrededor de las 3.30pm. por la ruta San Juan de Puerto Rico – Guantánamo, superando la distancia de 7 895 kilómetros.
El Camagüey se llenó de júbilo, los pilotos entre flachazos de las cámaras fotográficas y entrevista en el antiguo Hotel Camagüey, son agasajados por el pueblo, sociedades españolas y las autoridades locales. El Ayuntamiento los declara Hijos Adoptivos de la Ciudad.
Al día siguiente partieron a La Habana, allí fueron recibidos y homenajeados como héroes en el Aeropuerto de Columbia donde estuvieron hasta el día 20. Entre los vítores del público que acudió a la despedida, autoridades y escoltado por la fuerza pública, marchan a un nuevo destino: México.
Sin embargo, las noticias estremecen el mundo y a casi nueve décadas del suceso, el misterio aún circunda la historia, el avión jamás llegó a su destino. De forma rápida las autoridades mexicanas comienzan la búsqueda en más de 300 000 km², el resultado fue en vano.
El incidente ha sido objeto de varias versiones, algunas descabelladas, otras muy probables. La más aceptada es que el avión debe haber caído en el mar, el hallazgo en Chiltepec de un neumático del avión, que fue enviado al Cónsul español y reconocido por el mecánico Madariaga, es tal vez la evidencia más cercana a esta hipótesis.
Hoy, el obelisco erigido el 12 de enero de 1941, ubicado en el parque Enrique José Varona, donde sobresale el rostro de los pilotos, y la placa develada en el 2008, en el Museo Provincial Ignacio Agramonte, antiguo Hotel Camagüey, que recuerda el lugar donde se hospedaron los aviadores, perpetúan en la memoria del Camagüey Legendario la hazaña aeronáutica que tuvo lugar en su terruño.