Gaspar Betancourt Cisneros nació el 29 de abril de 1803 en la entonces villa de Santa María del Puerto Príncipe, actualmente Camagüey; en donde realizó sus estudios hasta 1822.
Luego viajó a Estados Unidos para completar su formación por ese entonces trabajó en Filadelfia, donde se relacionó con figuras de la talla de José Antonio Saco, de quien llegó a ser gran amigo y con quien polemizó sobre el tema del anexionismo.
Solo contaba con veinte años cuando formó parte de la comisión de cubanos que viajó a Venezuela a entrevistarse con Simón Bolívar para recabar su apoyo a la causa de la independencia cubana. Durante su residencia en Estados Unidos asistió a convenciones y reuniones de carácter político que modelaron su personalidad y preocupaciones sociales.
En el año 1834 regresa a Cuba, y concentró sus fuerzas en conseguir mejoras para su Camagüey natal: planeó ferrocarriles, fue el principal promotor del Ferrocarril Nuevitas- Camagüey, fundó escuelas, proyectó puentes, ofreció lecciones a los campesinos.
Mientras que colaboró con El Fanal, de Camagüey y El Siglo, de La Habana, donde enfrentó al régimen colonial y asumió durante esos años el anexionismo como programa político para Cuba.
Para 1856 partió a Europa, y vivió en Florencia y París. Luego volvió a Cuba en 1861y contra las costumbres de la estratificación social y la rutina hecha norma de vida levantó sus críticas El Lugareño.
Como en casi todos los escritores de costumbres se observa en él una actitud ambivalente que, amando la tradición, trata al mismo tiempo de superarla y hasta de suprimirla. El espíritu de rutina fue para él “esclavitud del pensamiento, cárcel de la voluntad, salvoconducto de la ignorancia, polilla y carcoma de una sociedad”.
Enfiló, por lo tanto, sus armas contra las ideas tradicionales acerca de la educación de la mujer, contra la idea del trabajo manual como actividad carente de dignidad, y por la solución de las deficiencias en la instrucción pública de Puerto Príncipe.
Al mismo tiempo, dejó en sus textos testimonio de la cultura popular, describiendo los bailes y fiestas de la región. Gaspar Betancourt Cisneros se distinguió por su afán de buscar lo sustancial, las raíces y causas de los hábitos y tradiciones de su patria chica.
Su estilo atrae por la expresión desenvuelta, desenfadada y viva, y es un logro de su prosa el modo entre coloquial y elevado de sus observaciones y reflexiones.
Fallece el 7 de diciembre de 1866 en La Habana y es sepultado por su voluntad en Puerto Príncipe su tierra amada.


