Desde 2001 Osmary Fustiel está a cargo de la manifestación de Danza en el Conjunto Artístico Arlequín, proyecto sociocultural perteneciente a la Oficina de Historiador de la ciudad de Camagüey. Confiesa que llegó con la intención de apoyar el proyecto, sentar las bases y entregarlo a otro instructor, pero se implicó tanto que ya lleva más de 20 años. El secreto quizás esté en que descubrió que a través de la danza también se puede educar.
“Desde el comienzo tuve la oportunidad de trabajar con niños de todo Camagüey, fundamentalmente del centro histórico. Hoy ya muchos de aquellas primeras generaciones son bailarines, pero también los hay médicos o ingenieros y eso en parte creo que debe a la labor educativa de nuestro proyecto.” Me comenta Osmary.
Muchos arlequines han encontrado en Osmary una segunda figura paterna y eso es a su juicio una las cosas más bellas de su profesión.
“Muchos niños pasan a otro plano y formamos como parte como de una familia. He tenido la dicha que algunos de mis alumnos me hayan seleccionado como padrino de sus hijos e incluso también he llegado a enseñar a los hijos de aquellos primeros alumnos.”
En estas más de dos décadas de actuaciones los integrantes de danza del conjunto Arlequín se han presentado en los más diversos escenarios, desde importantes teatros y plazas públicas hasta los barrios más alejados. También han recibido gran cantidad de premios y distinciones, pero Osmary no duda en seleccionar la presentación en el Carlos Marx durante la gala por los 35 años de vida artística de Adalberto Álvarez como el momento más importante del conjunto.
“Eso no solo marcó mi camino sino el de Arlequín como tal porque nos dio la posibilidad de visibilizarnos a todos los niveles, compartir escena en el teatro más importante de Cuba con uno de los artistas más importantes de la Isla. Sobre todo para los niños fue una experiencia inolvidable, tanto que todavía cuando hablo con ellos me recuerdan ese día. Eso para nosotros fue histórico.
Ahora los pequeños danzarines de Arlequín están en un proceso de renovación, donde se combinan pequeños de la séptima y octava generación, pero la meta es la misma, bajo la guía certera de Osmary los arlequines seguirán entregando con pasión su arte al público camagüeyano mientras aprenden a querer más a su ciudad y defender su patrimonio.