El ambiente del lugar es propio para la conversación, aunque prefiero guardar silencio y así disfrutar de tanta historia atesorada. El Museo Ferroviario y su Archivo Histórico abren las puertas para compartir con dos conservadores restauradores que precisamente hoy Día Internacional del Conservador Restaurador intercambian historias con nuestro equipo.
Anisleidis González Carmenates, entre nervios y seguridad nos da la bienvenida a su entorno, al lugar donde se siente como en casa.
“Hace tres años restauro documentos con toda la paciencia y cuidado que merecen. Es una profesión a la que hay que entregarse, porque debe gustarte. Cada vez que llego a esta oficina me realizo. No encuentro un encargo más apasionante que otro; porque cada uno tiene una magia que me marca.”
Entre libros, mapas y cartas Anisleidis no se detiene en nuestra conversación y toca el turno de saber las particularidades del proceso.
“De acuerdo cómo llegue el documento se decide si se lava por presentar un color al que el tiempo le ha cobrado las cuentas, se seca, se desencuaderna, se marcan las páginas para organizar su orden y se comienzan a evaluar. A unos se les trabaja con la solución de metilselulosa y el papel tisú; mientras otros se le realizan injertos. Cuando se termina el trabajo pasan al depósito para que puedan ser consultados.”
Anisleidis atesora la experiencia de más de 16 documentos restaurados; mientras continúa entregándose a su profesión.
Digitalizar también es conservar
Víctor Alejandro Landa Cruz, es especialista de digitalización de documentos del Museo Ferroviario; específicamente de su Archivo. Graduado de la carrera Gestión y Conservación del Patrimonio se siente muy identificado con su labor.
“El conservador recibe el documento le hace una ficha técnica de cómo está recién entregado, para luego en le departamento de digitalización con mucho cuidado digitalizarlo tal y como está; de allí pasa al taller de conservación y allí es donde se le hace todo el proceso de restauración para evitar agredir en lo mínimo el documento; de hecho, se utiliza la conservación preventiva para evitar tocar el documento. Luego de restaurado regresa al departamento de digitalización para exponer cómo quedo después del proceso, mostrando un antes y un después en su intervención. Esa copia legible después de restaurada es la que se utiliza para compartir al público en su consulta.”
La labor del restaurador conservador resulta muchas veces anónima por eso la opinión de Víctor desde su perspectiva de recién graduado también cuenta.
“A los camagüeyanos nos gusta tener el apartado de la historia bastante conservado, y es allí donde juegan un papel fundamental los conservadores restauradores. Pregúntales a los investigadores cuando tienen un documento muy importante que consultar y no se le aprecia la mitad de lo que tiene escrito, cuánto necesita de un restaurador conservador; pero sin dudas falta mucho en el reconocimiento de estos profesionales que preparan el camino para el mejor de los resultados.
“A la Oficina del Historiador hay que agradecerle que se pueda contar con un archivo que disponga de un departamento de restauración de documentos, el cual también se ha logrado con proyectos de cooperación internacional y en el que no nos detenemos por la preservación de la memoria de la ciudad.”
Nos despedimos del Museo Ferroviario con la certeza de que en su archivo y profesionales se encuentra la albacea indiscutible de una urbe que mantiene su pasado, presente y futuro en las mejores manos.



