Rafael Guerra Vives, fue parte de una juventud, una generación, en cuanto a concepto se refiere, que entendió y asumió su papel en la historia, desde el protagonismo y la responsabilidad que la caracterizaron.
Guerrita, como lo llamaban en su entorno cercano, es también una de las tantas víctimas fatales de la tiranía de Fulgencio Batista, en represalia de su actividad revolucionaria.
El despertar como revolucionario
Guerrita, camagüeyano nacido el 14 de noviembre de 1934 en la antigua calle Estrada Palma No. 219, hijo único de Rafael Guerra y Zoyla Vives, tuvo una esmerada educación. A los siete años ingresa en el Colegio Champagnat. Allí cursa todos los grados hasta el tercer año de bachillerato. Mientras termina sus estudios de nivel medio en el Instituto de Segunda Enseñanza, graduándose el 22 de noviembre de 1952.
Precisamente en esos dos últimos años de estudio, se iniciaría su participación en múltiples actividades, así como el contacto con grupos revolucionarios, lo cual influiría en sus actuaciones futuras.
Desde su llegada como estudiante de la Universidad de La Habana, primero en la Escuela de Farmacia y luego en la Facultad de Agronomía, estuvo vinculado a las luchas políticas estudiantiles. Era amigo de Machadito, Juan Pedro Carbó, José Antonio Echeverría, Faure Chomón, Allí se relacionó también con Álvaro Barba y Fructuoso Rodríguez.
Como parte del Movimiento 26 de Julio realizó tareas de gran complejidad y riesgo, las cuales cumplió a cabalidad. Una de ellas fue colocar petardos junto a tres compañeros en diferentes partes de la capital el día seis de enero de 1958. Además integró las filas del Directorio Revolucionario.
Desaparición y muerte
Su intenso activismo revolucionario provocó que los cuerpos represivos anduviesen tras sus pasos hasta que el 2 de agosto de 1958 es capturado en el café “El Faro”, ubicado en la calle Infanta entre San Rafael y San José. Una de las versiones dice que se encontraba en una cita con su novia Elena. Mientras la esperaba, llega una perseguidora en la que venía el Coronel Esteban Ventura Novo, conocido como El Sicario de traje blanco y Miguel Rodríguez Lazo, apodado “Miguelito el niño”, traidor de los jóvenes revolucionarios.
Al enterarse de su desaparición, sus padres junto a dos de sus sobrinas lo buscaron durante tres días en las 16 estaciones policiales capitalinas. En estas jornadas observaron más de 60 cadáveres de jóvenes. Su investigación los llevó hasta el propio Ventura Novo, quien negó conocer su paradero.
En los frigoríficos del Necromio de La Habana, el martes 5 de agosto, encontraron entre otros cuerpos el de su hijo. Las señales de tortura eran evidentes: le faltaban las uñas de los pies y manos, tenía los tobillos fracturados, los pies quemados y una prominente fractura del maxilar inferior, en su abdomen se observaban múltiples hematomas, mientras la espalda estaba totalmente marcada con numerosas heridas perforantes, le fueron arrancados los ojos y la región occipital destruida, además de ser castrado.
El horrible crimen cometido en la Novena estación de policía situada en la calle Zapata y C, en el Vedado, buscaba hacerlo hablar pues sabían que poseía amplia información y conocimiento sobre el trabajo de otros compañeros y labores clandestinas. Pero prefirió la muerte antes que traicionar.
Aunque hallado por su familia ese día, realmente su cadáver fue tirado con sus órganos genitales alojados en la boca, en los escalones de un edificio familiar de la calle Virtudes No. 619, en la madrugada del día 4 de agosto; gesto macabro que trataba de humillarlo, aún después de muerto.
Sus progenitores decidieron regresarlo a su ciudad natal donde fue velado el día 6 del mismo mes. A toda costa se quería evitar hacer públicos los crímenes cometidos, por lo cual fue colocado en la casa mortuoria un policía para que no se pudiera abrir el féretro. Sin embargo, en un descuido de este, al salir a fumar, un amigo de la familia, portador de una cámara, tomó la foto que evidencia la barbarie cometida.
Rafael Guerra Varona y Zoyla Vives, no supieron hasta después de su muerte, su importante y activa militancia, tanto en el M-26-7 como en el Directorio Revolucionario.
Hoy en medio de los planes del gobierno norteamericano para socavar, derrocar a la Revolución cubana, la muerte de Rafael Guerra Vives, nos recuerda que toda la sangre derramada no fue ni debe ser en vano y que la Patria, nunca olvidará a sus héroes y mártires.
Bibliografía
Fraga, Guerra, Octavio. Rafael Guerra Vives, Guerrita. Crónicas de un instante. Periódico Cuba Sí, fechado el jueves 29 de julio del 2021.
Sección de Investigaciones históricas del Comité Provincial del PCC Camagüey. Síntesis biográficas de mártires camagüeyanos (1953-1967). Editado en la fábrica de Impresos Comerciales, Camagüey.
Información ofrecida por trabajadores del Museo Jesús Suárez Gayol.


