El 6 de octubre del año 1814 el ayuntamiento burócrata y servil de la villa de Puerto Príncipe, actual ciudad de Camagüey, se reunió en el viejo edificio esquinado a la Plaza de la Constitución con el objetivo de evaluar uno de los más revolucionarios proyectos que hasta la fecha se habría presentado para su posible aprobación.
Esa el síndico Manuel de Zayas expuso que tras recibir del inmigrante francés Jean Luis Cabanis su solicitud para ejercitar la “facultad Médica”, llamaba la atención del presidente del cabildo en el sentido de: “[…] que se le exija a Don Luis Cabanis algún otro documento calificativo de su inteligencia en Medicina para acceder a su solicitud, […]”.[1] Para más detalles argumentales:
“[…] El Ayuntamiento acordó en su vista que para proceder con el mayor acierto se le pase el cuaderno que en idioma francés ha presentado el enunciado Don Juan[2] Luis al contador oficial Real Don Luis de Santiago para que se sirva traducirlo [tachado: “el indicado papel”] en idioma español, a fin de enterarse el Ayuntamiento de su contenido, reservándose la determinación competente sobre lo demás que indica su representación”.[3]
El 25 de octubre el ayuntamiento volvió a reunirse. Cabanis aguardaba por la autorización a su ingenioso y útil proyecto, lo que sabemos por su insistencia en asumir la “facultad Médica en esta ciudad”, por demás, precisando que “no tenía intención de hacerlo en otra ciudad del país”. De modo que el galeno parecía sentirse a gusto en el Camagüey, tierra hermosa donde pretendía “plantificar un regular Jardín Botánico”.
Hasta aquí todo parecía favorecer a Cabanis, porque según lo cabildeado:
“En vista de lo informado por el contador oficial Real Don Luis de Santiago en orden a que las tesis defendidas por Don Luis Cabanis según se manifiesta del cuaderno que en idioma francés presentó al cuerpo [Consejo] están muy bien contestadas, acordó el Ayuntamiento, tomando de nuevo en consideración la solicitud del enunciado Cabanis: que en orden al permiso que pidió para ejercer la facultad médica en esta población, mediante a no estar en la esferas de las atribuciones del cuerpo este permiso se le prevenga que ocurra adonde corresponda: que en cuanto a los demás a que se contrae el enunciado Don Luis sobre plantificar un regular jardín botánico, desde luego se le permite con arreglo a las leyes, e igualmente la enseñanza de la ciencia astronómica que también ofrece ejercer en los propios terrenos”.[4]
El ayuntamiento no había puesto reparos en el “Jardín Botánico” y a la enseñanza de la Astronomía. Nada político parecía mediar conocido el origen francés del cientista (de la Francia del Emperador Napoleón). La responsabilidad mayor de la ejecución recaería sobre él, por ser de su competencia la selección de expertos; localizar los terrenos factibles; estimarse la ubicación de laboratorios y equipamiento destinados a los fines investigativos botánicos y astronómicos y para uso médico y farmacéutico; entre otras acciones.
Por lo visto, Cabanis quería que Puerto Príncipe contase entre las primeras ciudades del Nuevo Mundo en poseer Jardín Botánico, sabido que desde 1813 la Diputación Económica principeña hacía esfuerzos por medio de sus “ilustrados” para desarrollar aún más a la rica región ganadera, para lo cual recababa estudios de Medicina, Agricultura, Botánica, Economía, Comercio e Industria.
El obstáculo sospechoso
Pero la liberación de los franceses del rey absolutista Fernando Séptimo hizo que retornara al trono el 22 de marzo de 1814, y con ello este derogó la Constitución liberal el 4 de mayo dando por concluido el período de apertura democrática y liberal en las colonias de América. Ante esa adversa coyuntura la Diputación Económica y miembros de la Ilustración dejaron de insistir al ayuntamiento la realización del jardín de Cabanis. En lo adelante no se trataría más de la obra, fue «caso cerrado»; no se supo más del escurridizo francés que, a no dudarlo, debió abandonar la Mayor de las Antillas ante el dramático giro que tomaron las cosas.
La nueva era para el jardín de Cabanis
Casi una centuria después, en septiembre de 1954, un memorándum elaborado por la asociación Acción Cívica Camagüeyana dirigido al Gobierno Provincial volvió a insistir sobre el jardín, —sin Cabanis—, esta vez proponiendo su apertura en el “Parque Provincial Sierra de Cubitas”, proyecto tampoco realizado.[5]
Por fin, en 2014, después de varias propuestas y tras deliberaciones científicas, en los terrenos de la otrora Granja Agrícola de Camagüey, que comprenden una porción de las 72 hectáreas del actual Parque Botánico de Camagüey, pudo materializarse la utopía de Cabanis, en espacio que lleva por nombre el del destacado botánico lugareño Ing. Julián Baldomero Acuña Galé.
Camagüey por no padecer de desmemoria, no invisibilizó al médico Jean Louis Cabanis. A más de 200 años de su visita a Puerto Príncipe merece que se le tenga entre los fundadores de honor de nuestro Jardín Botánico de Camagüey.[6]
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[1] Archivo Histórico Provincial de Camagüey (AHPC): Fondo: Actas capitulares del ayuntamiento de Puerto Príncipe. Libro 29, folio 323v. Con antelación Louis Cabanis visitó el ayuntamiento para iniciar la tramitación de su ingenioso proyecto.
[2] Tanto su nombre como apellido del francés fueron registrados en castellano, aunque sabemos que Juan en la lengua gala se traduce como Jean.
[3] Ibídem, libro 29, folio 323v.
[4] AHPC: Ibídem., libro 29, folio 327v.
[5] Lugar sobre el que desde abril de 1937 y en el propio año 1954 la burguesía regional camagüeyana y el consulado norteamericano habían puesto miradas para su explotación turística.
[6] El 7 de septiembre de 2020 el Citma en Camagüey y la dirección del Jardín Botánico de Camagüey hicieron entrega del Diploma Fundacional al grupo de especialistas que secundaron e hicieron posible la utopía de Cabanis. Entre los especialistas fundacionales figura el autor de este artículo a quien correspondió aportar el fundamento teórico e histórico planteado por Cabanis, en el siglo XIX.


