Como dice mi niña “ni de vacaciones puedo quitarme mi traje de periodista e intentar ser otra cosa”, porque es justo en mis días de descanso cuando se recrudece la situación epidemiológica en el mundo y el deber me llama a escribir, sobre las bellas historias que afloran ante tanto sufrimiento y muerte.
Cuando inició el mes de marzo y se confirmaron los primeros casos de coronavirus en Cuba, COVID-19, nuestras vidas empezaron a girar en función de las noticias relacionadas a esta enfermedad, que desde octubre apareció en China y cobró millones de vidas; hoy azota al mundo y 167 países la enfrentan de maneras muy diferentes.
Algunos apuntes sobre COVID-19
Esta infección respiratoria inicia con síntomas inespecíficos, pero los más notables son la tos, dificultad para respirar y fiebre alta. Su fácil contagio por las manos y superficies contaminadas con partículas en la tos o el estornudo, permite que se propague fácilmente y las complicaciones que a ella se asocian, es lo que hace alta la mortalidad de los enfermos.
Ya en China se controló la infección y se van recuperando los contagiados, pero cerca de 500 mil habitantes murieron y de su experiencia y recursos brindan ayuda a otras naciones. Al igual que Cuba lo hace con sus brigadas médicas ya colaborando en once países.
Para ubicarnos en la gravedad del asunto, debo aclarar que ahora Europa es el epicentro de la pandemia, Italia es el país de mayor cifra de muertes y le siguen España, Alemania y en América los Estados Unidos.
En nuestra región, América Latina, crece aceleradamente el número de contagiados y no todos los gobiernos toman las medidas necesarias para proteger a la población, que versan básicamente en cerrar fronteras, servicios públicos y crear hospitales con las condiciones higiénicas de aislamiento, que permitan cortar la transmisión. Los grandes poderes e intereses económicos están preocupados por las ganancias y no por la vida de sus pueblos.
En Cuba
Desde hace dos semanas, cada día los noticiarios de todos los medios ofrecen una actualización del número de enfermos, su estado de salud y modo de contagio, hasta hoy los casos positivos suman 119 y han sido importados, ya sea por personas que vienen de Europa o por turistas italianos y españoles, que eran portadores del virus.
Los enfermos y sus contactos permanecen en centros hospitalarios en total aislamiento y con la atención médica necesaria, sin complicaciones, incluyendo a los extranjeros, solo tres casos tienen peligro para la vida, por padecer enfermedades crónicas que complican su cuadro.
En la ciudad de los tinajones
Sin embargo los camagüeyanos aún no tienen percepción del riesgo que implica para la vida adquirir el virus, e insisten en continuar en las calles del comercio como si nada sucediera.
Son tiempos de muchas carencias económicas y se dificulta obtener los productos básicos para el aseo y alimentación, pero las medidas de cerrar las escuelas, los servicios que no sean básicos y evitar las aglomeraciones de personas, son de vital cumplimiento y por supuesto no faltan “los aprovechados de la situación”, para hacer cola en las tiendas, acaparar y luego vender a altos precios lo que escasea.
Para evitar lamentables actitudes como esas, creo que la policía debe ser más rigurosa en el orden público, el presidente del país, Miguel Díaz Canel cada tarde compadece en TV y está llamando a evitar las salidas de casa, solo para gestiones necesarias.
Entonces se hace preciso duplicar la higiene de hogares y centros laborales que permanecen abiertos, el lavado de las manos con cloro o soluciones yodadas es primordial y estar atentos a las indicaciones sanitarias.
No es una moda el uso del nasobuco, es importante para quienes laboran con público, para evitar esta o cualquier enfermedad respiratoria. En los últimos días no había salido de casa, pero esta mañana fui al policlínico a llevar unos análisis y aún muchas personas seguían en las calles con sus niños pequeños en brazos como si fuera época de paseos.
La serenidad no puede perderse, pero debemos actuar con responsabilidad, las visitas, celebraciones y abrazos deben quedar pospuestos para celebrar este triunfo que será de todos, contra la COVID_19.
No podía dejar mi traje de periodista ni estando de vacaciones, porque una imagen conmovedora colma los medios por estos días y me motiva a escribir, es la brigada médica cubana llegando a Italia, el país más infectado por la pandemia.
En el aeropuerto, aquel pueblo que sufre más de 6 mil muertes vio la luz en las batas blancas de Cuba y un aplauso sostenido les dio la bienvenida. Ante tal gesto mi reverencia para los galenos cubanos, para todos deseo una corona, pero no la del virus, sino la del amor solidario, porque como dijo Martí: “Patria es humanidad”.